lunes, 10 de octubre de 2011 in

Olores de otoño

Olores de otoño

Fotografía de La Medusa Paca

Días atrás el viajero se marcó un plan de rutas para ir recorriéndolas, mientras se pueda, ya saben, la climatología manda y al mismo tiempo ir llenando el mapa sensitivo de la estación.

Aquí estoy envuelto en la estación de los ocres, de las setas y de la vendimia que, desde finales de septiembre, se transforman en una auténtica metáfora del otoño, con su despliegue de marrones y amarillos cuando el cielo se llena de aves migratorias y suena la berrea, ofrece todo tipo de planes.

Aquí estoy para olfatear los olores otoñales en un pueblo agrícola hasta empamparme de fragancias al recoger “boletus edulis” en los encinares de Villarroya (La Rioja). Todo con un clima aún cálido y los colores más espectaculares de la estación.

Hoy el viajero se ha levantado oliendo a mermeladas de dulce de melón y de membrillo, de mora y de tomate hecho en casa; oliendo a nueces recién cogidas del árbol y a castañas asadas y bellotas y bayas y a todos aquellos frutos otoñales delicias de alacenas, pucheros, cocina y cocineros.

Me he levantado oliendo a troncos de encina seca quemada en los primeros fogones encendidos saliendo por las chimeneas de  los hogares y recordando el verano recién ido anunciando la estación de la melancolía.

Me he levantado oliendo cómo las primeras suaves y frías lluvias, han comenzado a dejarnos a su paso el olor a tierras mojadas y su aroma sin par.  

Fotografía de La Medusa Paca

Me he levantado oliendo a ropa limpia, fragante y dispuesta para guardar hasta el próximo verano y a hojas muertas caídas de los árboles; a calabazas, sin sus pepitas, esperando preparadas para su Halloween o para comerlas juntamente al olor del arrope formando un perfumado olor  en el calabazote.  

Me he levantado oliendo el perfume del aire, perfume suave y extraño acariciando el dulce aroma de esas pequeñas flores extravagantes, que florecen ahora, con sus notas de damascos.

Me he levantado oliendo a papel nuevo y a libros viejos que vuelven a ser leídos.Y he notado, al salir al jardín las flores del crisantemo acentuando el ambiente con su peculiar olor, echando en falta el olor de un baño entre pececillos y los escasos caballitos de mar de la bahía del Mar Menor.

Y me hubiera gustado -el sueño del atardecer me lo ha impedido- seguir oliendo a vendimia en el Duero, La Rioja, Rías Bajas, Utiel Requena y…; a bosque asturiano, navarro o andaluz; al paso de las grullas para invernar mezclándose con la berrea de Cabañeros.

 Fotografía de La Medusa Paca

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