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martes, 31 de diciembre de 2019 in

Entre diciembre y enero





Entre diciembre y enero

Como le dijeron a Orfeo: “ni una mirada atrás hasta no haber salido.”

Todos los años terminan, éste también, a los pocos días del inicio de cada invierno porque da vueltas en medio de lo oscuro.

Habrá, de nuevo, estaciones: primavera, verano, otoño, ahora. Las cosas tienen un alma para cada una.

Lloverá, hará frío y nevará, o no.

Y no todo se repetirá.

Yo escojo estos días para pensar que el mundo se acaba y empieza.

Entonces me suelo poner alegre y triste. 

Al caer la tarde, desde la ventana de mi cuartito veo un árbol de oro desvestido con los atavíos por el suelo. Es mi peral.

Este es el mundo que nos ha tocado vivir.

¡Celébrenlo, aunque la niebla no les deje contemplar el futuro!

Acabo de volver de pasear y ya es de noche, como durante todo el invierno. Este año no he sentido el frío brillante de alguna Navidad; es solo la última tarde del resto del invierno, oscuro y seco. Dentro de poco, un día saldré a pasear y quedará un rastro de azul transparente en el borde del cielo, y muy pronto, al levantarme, una mañana no encenderé la luz para hacerme el café. Y dejaré de ponerme mi abrigo, tomaré mi diario clarete al sol a mediodía, llamará alguien que hace tiempo no llamaba, pasaré por el estanco a comprar el ABC, me detendré a mirar la salida del sol a través las rejas del balneario. Veré un anuncio de playas remotas y barcos y alguien pasará subido a su bicicleta cantando, e incluso molestando.

Y ahora, sentado en mi terraza, es como si estuviera al pie de una cuesta mirando hacia el camino que se abre por delante. A poca distancia sólo veo oscuro, aunque me esfuerzo. Mi razón se empeña también en escudriñar hacia allá, pero nada. No se ve nada.

No me importa decir que tengo miedo y esperanza. Entonces me agacho supersticiosamente, y pongo delante de mí un pájaro naranja con las patas de alambre, un poco de agua salada de color verdegrís, una pestaña, una hoja de abedul del otoño pasado, pongo unos versos que estoy por acabar. Estas son las almas modestas de mis cosas, son mis pequeños genios tutelares, posados sobre el camino para que me propicien ese vasto espacio entre el gran desconocido y este lugar donde mis pies tocan el suelo. Ojalá que el año que se alarga a partir de aquí sea bello y bueno, digo. Por favor.
No sé si se me oye. En todo caso, ahora es mi camino: el pájaro, el mar, los ojos, el árbol. Mi Mar Menor. Vale.


Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©


martes, 24 de diciembre de 2019 in

NAVIDAD-2019




La Adoración de los Pastores (Murillo, 1650)

“Esta noche es Nochebuena
y mañana Navidad
Saca la bota María
que me quiero emborrachar.

Ande, ande, ande la Marimorena
Ande, ande, ande que es la Nochebuena”.

NAVIDAD-2016
Navidad es volver a la infancia, aunque la encontremos poblada de ausencias, o precisamente por eso.
Navidad es desear felicidad, aunque lleve razón Hölderlin y cuando la dicha está al alcance del hombre y se la trae Dios en persona, no la reconoce. “Vino a los suyos y los suyos no le recibieron”.
Navidad es volver a casa y encontrar refugio en la familia, aunque en la cena familiar haya largos silencios y nada sea ya tan reconocible e inocente como entonces.
Navidad es bracear en el Mediterráneo en medio de la tormenta.
Navidad es compartir el pan y la palabra.
Navidad es salir en ayuda.
Navidad es repartir la cena.
Navidad es no tener vergüenza de cantar villancicos y de poner el belén en la entrada de casa.
Navidad es saludar al vecino, a la chica de la panadería, al jardinero de la urbanización, al conductor del autobús, al cartero, a la cajera del supermercado… y desearles a todos feliz Navidad.
Navidad, en fin, es escaparse al pueblo -en el pueblo está la virtud- y volver a encender, después de tantos días apagada, la lumbre en la cocina, como si todos los ausentes volvieran esa noche.
Navidad, en fin, es componer un poema recordando sentimientos.
¡Feliz Navidad a todos!

 

Luces de fiesta


Muchas estrellas de hielo.
Muchas estrellas de nieve.
Y una que otra estrella breve
de las que van por el cielo.

                                                           ¡Qué iluminación tan bella!

Pero en toda la ciudad
no se ve la estrella
de la Navidad.

Mucha luz, cara y ruidosa,
de fiesta de fin de año,
luz de relumbrón y engaño,
ni alegre ni jubilosa.

¡Qué iluminación tan bella!

Pero en toda la ciudad
no se ve la estrella
de la Navidad.

PRJP. N.º 17 En Villamediana de Iregua, Noche Buena de 2019, junto a los míos.

Adoración de los Pastores, (Hugo van der Goes, 1480)
Texto La Medusa Paca. Copyright ©

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