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lunes, 27 de mayo de 2013 in

ORDENANZAS MUNICIPALES DEL AYUNTAMIENTO CONSTITUCIONAL DE GRÁVALOS. 1894



ORDENANZAS MUNICIPALES DEL AYUNTAMIENTO CONSTITUCIONAL DE GRÁVALOS. 1894


“ Segunt dize Aristótiles, cosa es verdadera
el hombre por dos cosas trabaja: la primera
por haber mantenencia; la otra cosa era
por haber juntamiento con fembra placentera …".
(Arcipreste de Hita)

La medusa recuerda que, allá a finales de marzo se adelantaron los relojes y se retrasó la noche. Y que todos los años, con la misma ceremonia, es la consagración de la primavera. Eso, oficialmente, porque en lo diario,  aquí en las tierras riojanas, todavía siguen parados los relojes primaverales, lo que no es ninguna novedad estando el tiempo, los tiempos tan revueltos.

El otro día, y como algo habrá que hacer al no poder salir de casa, ordenando mi biblioteca y clasificando el archivo de mi vida,  vi aquí en Villamediana de Iregua, en el abeto que está justamente delante del cuarto-biblioteca, las dos primeras golondrinas. Habían llegado sin duda a inspeccionar el terreno -en realidad el aire- con la nieve de Monte Laturce y Clavijo aún de fondo. Me alegré al verlas. Por fin, un signo de esperanza. Dos adelantadas o precursoras, comisionadas por el bando, pensé. Pero fue una visión fugaz. El cortante frío de la sierra y la constante lluvia, a ratos aguanieve, no proporcionaban un ambiente muy acogedor. Y me dediqué a la faena de bibliotecario y archivero.



En esas estaba junto a mi esposa, afanoso en la clasificación, cuando de repente, y entre el polvillo de los papeles con solera, apareció un cuadernillo impreso en 1895 en Logroño y en el establecimiento tipográfico de La Rioja, Sagasta 25. El librito, toda una joya histórica, sociológica y política se presentó con el título de ORDENANZAS MUNICIPALES DEL AYUNTAMIENTO CONSTITUCIONAL DE GRÁVALOS, aprobadas en sesión ordinaria del 1º de septiembre de 1894. Casi nada lo encontrado, exclamé, y tantas veces buscado.

Mi pueblo, Grávalos, por aquel entonces, tenía según el Diccionario Geográfico de Barcelona, publicado en 1830, 203 vecinos, 1.015 almas. Y en el censo de por aquella época nueva provincia de Logroño, 230 vecinos, 1.120 almas. Hoy, ¡cómo ha pasado el tiempo y cómo se han retrasado los tiempos de la demografía!, 229 habitantes: 109 mujeres y 120 hombres, seguro que ahora, cuando escribo, alguno menos.

Para esas 1.120 almas se escribieron esas ordenanzas desarrolladas en  6 títulos, distribuidas en 245 artículos y 3 disposiciones adicionales. Y entre todos estos artículos disposiciones adicionales y secciones aparece un lenguaje, en algunos casos ya perdido, pero rodeado con un encanto saludable, ordenado, seguro, de vecindad y de derechos y servicios obligatorios para todos los vecinos de este pueblo, absolutamente rural y con una pizca de servicios.

A lo largo de sus 50 páginas aparecen, marcando los derechos y servicios obligatorios de los vecinos,  normas para la vecindad, para las prestaciones personales, para los bagajes y para los alojamientos.
Están regulados y así se describen las fiestas populares y religiosas; los cementerios; las asonadas, reuniones, cencerradas y las alarmas, rondas y ruidos nocturnos. Los anuncios y carteles públicos; las rifas y juegos. La prostitución, ¡coño en mi pueblo prostitución!; los niños abandonados; los gitanos y chalanes. Las pesas y medidas y el alumbrado público.

Es interesante adentrarse por la vía pública y leer la normativa de los objetos que dificultan su tránsito; sobre los paseos públicos, caballerías y de las edificaciones y obras. De los objetos cuya proyección o caída pueda causar daño a los transeúntes. Sobre las riñas y juegos de muchachos. Sobre los baños; materias inflamables, incendios, inundaciones y sobre los perros. Sobre la higiene pública en la limpieza de las vías públicas, sobre las aguas públicas y fuentes vecinales, sobre las bebidas, venta de pan y de carnes y pescados.

Está claro que debía regularse el término jurisdiccional y así lo hace; también la intrusión de personas, caballerías y ganados en heredad ajena. Servidumbres rurales y vías públicas. La vendimia, el pastoreo, espigueo y racimeo. La caza y pesca, los arbolados y los fuegos en el campo. Los caminos rurales, las roturaciones y sobre las palomas, gallinas y abejas, terminando con unas disposiciones adicionales y específicas sobre los arriendos y la tasación de daños.

En mi pueblo, que es Grávalos, cuando alguien prometía lo imposible, o desbarraba, o se iba por los cerros de Úbeda, era normal decirle a la cara con un zas: “Eso es hablar por no callar”. Entre los viejos campesinos de La Rioja la palabra era ley. Se hablaba lo imprescindible, que en boca cerrada no entran moscas, y con la mayor precisión posible. Al pan, pan y al vino, vino. La palabra era para entenderse y no para ocultar la verdad. 

¡Ahí quedan esas ordenanzas, aquí las tengo, ya desempolvadas, localizadas y puestas a buen recaudo! Son las ORDENANZAS MUNICIPALES DEL AYUNTAMIENTO CONSTITUCIONAL DE GRÁVALOS. 1894


Texto y fotos La Medusa Paca. Copyright ©

jueves, 23 de mayo de 2013 in

Las nieves del picacho



Las nieves del picacho

Los viajeros iban a Salas de los Infante y, antes de abandonar la muga riojana, pararon a contemplar el románico de la ermita de Santa Catalina, en Mansilla de la Sierra, y se encontraron con esta naturaleza para fotografiar, que inspiraron a La Medusa a cantar sus excelencias.
 
El camino hasta Salas fue una bella vereda cobijada, guardada y fortalecida por un manto forestal de pinos albares que cubren las alturas de la sierra de Neila, mientras los bajíos de sus valles se guardan entre viejos bosques mixtos de robles, hayas, acebos y fresnos. Y allí nos encontramos con parajes tan evocadores y sublimes que, sólo con pronunciarlos, nos sonaron a la aventura, a literatura y a la historia: ¡El alfoz de Lara! Uno, dice estas palabras y ya siente que está galopando. Dan ganas de coger una cota de malla, la espada y lanzarse a guerrear. Esta tierra, de cantares de gesta, de versos machadianos y de novelas barojianas tiene un paisaje a la altura de su leyenda; mil caminos que se adentran en hayedos, robledales, quejigares o sabinares, y un perfil épico dominado por peñas y montañas.


Las nieves del picacho

Las nieves del picacho dicen
que no cesó el invierno en las cresterías.

Las canas que yo tengo también pregonan
el frío que ya empieza a sentir mi vida.

Las nieves del picacho
como las mías
al calor de los soles
serán fundidas…

Aquellas del arroyo
forman el agua
que cantando entre breñas,
alegre trisca
y da vida a las huertas
que con él lindan.

Las nieves de mis sienes
quieren ser vida,
los soles que la funden
beso y caricia
y el hortal que fecunde,
moza garrida,
que mi amor ensemilla
en la florecilla
que es el niño que anhelo
para que él siga, al fundirse mis canas,
mi propia vida.

Las nieves del picacho
son alegrías
cuando los soles funden
sus blancas linfas.

Nº 08-PRJP. Villamediana de Iregua, mayo 2013. Yendo hasta Salas de los Infantes.

 
Texto y fotos La Medusa Paca. Copyright ©

lunes, 20 de mayo de 2013 in

El Icue visitó a “los Pacheta” en Salas de los Infantes




El Icue visitó a “los Pacheta” en Salas de los Infantes


Picos de Urbión en la Sierra de La Demanda




“Es un entrenador de riesgo y emociones. Y si tiene que tomar decisiones, las toma aunque arriesgue”
“Pacheta es un trabajador nato, listo y espabilado”.


 “Los hijos de Alvargonzález
ya tienen majada y huerta,
campos de trigo y centeno
y prados de fina hierba”. (Antonio Machado)

El Icue, en esta primavera tarda, salió de la ciudad Trimilenaria para trasladarse hasta las raíces de Castilla donde se hunden en las márgenes del río Arlanza, al sureste de Burgos, las raíces de los Pacheta. Salas es una ciudad más que milenaria, situada a los pies de la Sierra de la Demanda, cuna de los Siete Infantes de Lara. 
Cuando partimos de Logroño, el día andaba claro y azuloso, aunque frío, y al llegar a las cumbres de La Demanda, divisorias de las tierras riojanas y burgalesas, mudó a más frio, el cielo azul se tornó grisáceo y la lluvia cambió a aguanieve. Y en las cumbres, presidiéndolo todo, un pantano rebosante y una ermita románica.
Y allí fuimos, a la Tierra de José Rojo Martin “Pacheta” para conocer y hablar con Pedro y Petra, sus padres, con sus hermanos Javier y Cruci y su gran amigo Carlos David. Y, como amamos la naturaleza, la literatura, el arte o la historia cerramos la mente a otros quehaceres y la abrimos al diálogo con Javier en un recóndito aparte de ese bar con nombre de flor chilena llamado Copíhue. 

 El bar del reportaje

Hablar con Javier fue sencillo, tiene un fluido y culto castellano, habla como si recitase octosílabos, de raza le viene al galgo, estamos en uno de los escenarios más famosos de nuestra épica: el de la leyenda de los siete infantes y a las faldas de esa Laguna Negra, / “agua transparente y muda, enorme muro de piedra, donde los buitres anidan y el eco duerme...”.  Ahora entiendo el buen decir de los Pacheta. Este castellano profundo, con palabras que siempre dicen algo y casi perfecto, es lo que cautivó al Icue desde el primer momento, para estar y seguir estando, si ellos lo permiten, a su lado. Los Pachetas, mujeres y hombres recios, tesoneros, humildes, un tanto adustos, si no los conoces, finos, delicados, guerreros y orgullosos de su pasado, forjados en el sacrificio, con la dureza de esos heladores días de largos inviernos y tórridos veranos que dota a estos hombres de algo especial. Hombres y mujeres labriegos que siembran los tardíos arreando sus vacas pardas en las sementeras.

 Alumnos del IESO “Alfoz de Lara”

Entrevista
Y en estas, preguntamos a Javier sobre la infancia de su hermano Jose.

R.- Jose es el menor de cuatro hermanos donde Cruci es la mayor, Juan Antonio, también fue futbolista, el segundo y el tercero que es el que os acompaña, profesor de Educación Física del Instituto de Enseñanza Secundaria “Alfoz de Lara”, aquí en Salas.
P.- Parece que entre vosotros los tres hermanos y Jose hay diferencia de edad.
R.- Bastante, exactamente siete.
P.- Ahora se explica el Icue por qué el más pequeño, “Pachetín”, salió futbolista.
R.- No creas fue tan sencillo, porque como todos los hermanos se dedicó a las tareas agrícolas, ayudando en el campo y trillando, en época de recolección, en la era. Mis padres fueron agricultores con mucha labranza, ganado y todos tuvimos que echar una mano. Además, durante tres años, regentamos un bar que es donde todos, especialmente Jose, formamos nuestra personalidad. 
P.- Y con tanto trabajo y tanta ayuda  en qué lugar quedaba el tiempo para los estudios?
R.- Jose terminó 8º de Educación General Básica y con 14 años y muy buenas notas tomó la decisión  de irse a Quintanar de la Sierra, pueblecito cercano, a estudiar Formación Profesional de Grado Medio  y Superior en la rama de la madera y una vez finalizados marchó, como maestro de taller a dar clases a Santo Domingo de la Calzada, en La Rioja.
P.- ¿Y con tanta dedicación a la docencia, donde quedaba el Fútbol?
R.- Jugando en la 3ª división burgalesa, concretamente en el Racing Lermeño Club de Fútbol al que acudía a entrenar, cuando lo requería, a bordo de un Citroën dos caballos que marcó toda una vida de sacrificio, trabajo y austeridad. 
P.-  ¿Y cómo fue aquello de marcharse, temporada 91-92,  al Atl. Marbella y jugar en el equipo, propiedad de Jesús Gil y ascender a 2ª División, siendo entrenador Sergio Kresic?
 
R.-  A Jose siempre le gustó tomar decisiones arriesgando. Esa ha sido y es una constante en su vida. Teniendo el matrimonio, Eugenia es su mujer, un trabajo estable, deciden por el amor que ambos le tienen  al fútbol  marcharse a Marbella. Allí permanece dos temporadas, la 91-92 que asciende a la Segunda División, como primeros en la liguilla de ascenso tras empatar el último partido, precisamente ante el Yeclano y la 92-93 en la que a punto estuvon de ascender a 1ª División junto a los Leal, Loren, Olías, Momparlet, Armando, Juric y Esteban. 
P.- ¿Y de allí al Mérida y al RC Deportivo Español, no?
R.- Efectivamente, en Mérida permanece una temporada y por problemas económicos es traspasado al Español con Jaime Molina, que a partir de ese momento pasó a ser uno de sus grandes amigos.
P.- ¿Tiene muchos amigos en el fútbol?

 R.- Los amigos suelen ser los que son, pocos y bien escogidos. En el caso de mi hermano el nombrado Jaime Molina, Pochetino, también Bielsa y Victor Manuel Martín Ortega, actualmente director general del CD Numancia. Y fundamentalmente Carlos David y toda esa cuadrilla de amigos enrolados en la peña “Jarigüais”.

 Carlos David, el amigo

P.- Acabas de nombrar al CD Numancia, ¿puedes contarnos la relación Pacheta-CD Numancia-Soria?
R.- Ha sido jugador, director técnico y entrenador. Aquí en Soria residen su esposa y su hijo Gonzalo, también su hija Carla cuando se traslada de Madrid donde está estudiando. Y de aquí partió en febrero de la temporada pasada para entrenar al Real Oviedo. Y aquí vuelve cuando puede y no tantas veces como quisiera.
P.- ¿Y del R. Oviedo, después de descansar unos meses, al FC Cartagena al que como tú muy bien sabes llega el pasado diciembre?
R.- Así es.
P.- ¿Te ha comentado en alguna ocasión cómo se encuentra en la ciudad de Cartagena? 
R.- Hablamos de vez en cuando y me comenta estar muy a gusto y lo estiman. Está contento porque ha encontrado esa estabilidad deportiva que no encontró en el Real Oviedo. Tan a gusto está que en caso de permanecer una temporada entera no dudaría en que su señora y su hijo fuesen a vivir a su lado.
P.- Tú Javier, que eres profesor de Educación de Educación Física, también deportista, has jugado al fútbol y entrenas al equipo juvenil de la zona, ¿cómo ves al Pacheta entrenador?


 Javier en la “era”, primer campo de fútbol de los Pacheta

R.- Es un trabajador nato, listo y espabilado, estratega y, a veces, con riesgo y emociones. Le gusta innovar y que innoven con él, precisamente Bielsa lo estima mucho porque lo ve como un planificador perfecto tanto de los entrenamientos como de los partidos. Lo resumiría como un entrenador táctico nato, motivador nato y trabajador nato. Es entrenador desde hace 19 años y ha visto mucho fútbol.
P.- ¿Y como futbolista cómo fue?
R.-  Jose se desarrolla tarde, con 19 años. Mide 1.83. Ha sido un jugador con técnica, de carrera mediocre, pero de recorrido grande. Tácticamente muy bueno y ha jugado en todos los puestos, menos de portero y fue un jugador de mucho esfuerzo. Comenzó de interior izquierdo sin ser zurdo, fuimos los hermanos los que le enseñamos a pegarle con la izquierda. Incluso ha sido goleador, fundamentalmente, de cabeza. Llegó a ser un jugador de grandes rendimientos con los diferentes entrenadores que tuvo y en los diferentes puestos en que lo ponían.
P.- ¿Y cómo persona? 
R.- Tiene una debilidad que es la familia, apoyándose esencialmente en su mujer y siendo muy afectivo con sus hijos. No es una persona de juerga, sí divertido. Creo, aunque no le conozco muy bien en ese sentido, que le gusta toda la música. No es nada supersticioso, y si muy inquieto, hasta nervioso, tanto que en Salas, nos cuenta su gran amigo Carlos David lo conocen por “El Cascarilla”.
P.- Pasemos al mundo de las anécdotas. ¿Cuéntanos alguna?
R.- Se ríe. Alguna hay y de ellas algo me acuerdo: Una vez, jugando en el Numancia, sufrió una fractura completa de la séptima costilla izquierda, cuyo pronóstico de curación se establecía entre treinta y cuarenta días. La lesión parecía un signo de mal agüero, pero a los diez días, ya curada, se convirtió en el punto de partida de una sucesión de partidos exitosos.
P.- ¿Y cómo la curó? 
R.- Con una resina para curar fracturas de cabras, muy utilizada por los pastores de Uzbekistán. Es una resina que crece en las rocas, producida por un liquen. El médico del Numancia, José María García Asensio obtuvo la medicina, “que no se comercializa”, a través de un paciente que tiene un sobrino en Uzbequistán: Es una resina que allí los pastores la utilizan para soldar los huesos rotos de las cabras, en cuatro o cinco días. El caso fue notorio porque la recuperación fue espectacular. En cinco días de tratamiento, la fractura estaba radiológicamente curada.
P.- Casi como el bálsamo de Fierabrás. ¿Conoces que a partir de aquel cinco de enero del 2.000, marcó cuatro goles y a lo largo de esa liga logró estampar más de 8 y 6 de cabeza? Y todo gracias a la resina para curar cabras.
R.- No lo sabía, pero así debió ser.
P.- Oye, y de niño además de al fútbol,  ¿a qué jugaba?
R.- Fundamentalmente a subirse a los árboles de la orilla del río Arlanza, bajo los eremitorios de la Peña Rota para tirar con carabina, jugar con el “tirabeque”, el clásico tirachinas, al “pachusca”, tirarle piedras a una botella de cristal para ver quien la rompía el primero y tirar con arco las flechas. Con este juego sucedió algo desagradable: Jugábamos los tres hermanos a tirarle flechas a unas muñecas de cartón colocadas en las escaleras de la casa, éstas tenían un recodo, Pachetín asomó la cabeza con tan mala suerte que una de las flechas le dio en el entrecejo, hubo abundante de sangre, todos pensamos se le había saltado un ojo, no fue así y a partir de ese accidente nos olvidamos del arco, de las flechas y ya Guillermo Tell no fue nuestro modelo.

Orillas del río Arlanza, lugar de correrías y travesuras

Los padres

Después de terminar con Javier, él tenía que seguir dando clases en el Instituto, nos trasladamos a casa de Pedro y Petra, padres de Jose. Nos sentamos junto a la cocina económica para mitigar el intenso frío que hacía. Petra, a punto de cumplir 82 años y Pedro sus 80, nos recibieron: como esa mujer sencilla y curtida por las huellas que dejan los años y el trabajo y Pedro en mangas de camisa lo que indicaba la fortaleza de este recio agricultor.

Pedro y Petra, padres de Pacheta

P.-  Y sin más, les dejé hablasen de Jose.
R.- Estamos muy orgullosos de él. Y eso de que los Pacheta, esto lo lleva en el corazón, aparezcan en internet y en todos los medios es para estar contentos, muy contentos y eso nos hace felices.
P.- Les pregunté si por ser el más pequeño de los hijos era el más querido.
R.- Nosotros, respondieron Petra y Pedro al unísono, los queremos a todos por igual. Todos son y han sido muy trabajadores. Ahora lo vemos poco, está tan lejos.
P.- ¿Irán al estadio o campo de fútbol que toque para ver ascender al FC Cartagena en el último partido de la liguilla de ascenso?
R.- Yo, con mis ochenta años, iré a donde haga falta. Ella por su inmovilidad no podrá hacerlo. Le he encomendado quede aquí para ponerle una vela al patrón San Roque para que nos ayude a ascender. Sí señor, le contesté, con un par...
Al marcharnos la familia quedó ilusionada pensando en el ascenso del Cartagena, que es el equipo de su Pachetín y también de ellos. Su ilusión, enorme ilusión, era acompañarnos hasta la “era”, lugar futbolístico por excelencia en el que los Pacheta, todos, aprendieron a darle patadas al balón y desde allí, donde todavía están puestas las porterías de piedra, abrigados, nos fuimos a contemplar el barrio de la Costana, de grandes recuerdos para estos amigos y divisar cómo el agua-nieve amenazaba desde las Peñas de Carazo que, según me cuentan, “cuando por allí aparece, en cinco minutos está en la Costana”.

 Peñas de Carazo desde la “era”



Los Icue con Pedro, padre de Pacheta
Texto y fotos La Medusa Paca. Copyright ©

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