You Are At The Archives for septiembre 2023

sábado, 30 de septiembre de 2023 in

Se marcha septiembre

 




Se marcha septiembre

“Señor, ya es tiempo. Grande ha sido el verano.
Tiende tu sombra sobre los relojes
de sol, y desata los vientos por el campo.
Haz madurar las frutas más tardías,
dales dos días más de sur,
fuérzales a acabar, y echa
el último dulzor al vino recio.” (Rainer María Rilke)

Es septiembre y ya he regresado al Mar Menor. Vuelvo a pasear por la orilla de entremares en este mes de uvas, mostos y vinos, melocotones e higos, granadas y membrillos, pomas y aquel mostillo duro, elaboración típica en tiempo de vendimia que hacía mi madre con mosto reducido y nueces, cuando el viento fresco se colaba por los callejones en estrenados perfiles del aire.

Se marcha septiembre y yo elijo para expansionarme estas líneas de Luis Cernuda: “De las hojas mojadas, de la tierra húmeda, brotaba entonces un aroma delicioso, y el agua de la lluvia recogida en el hueco de tu mano tenía el sabor de aquel aroma, siendo tal la sustancia de donde aquél emanaba, oscuro y penetrante, como el de un pétalo ajado de magnolia. Te parecía volver a una dulce costumbre desde lo extraño y distante. Y por la noche, ya en la cama, encogías tu cuerpo, sintiéndolo joven, ligero y puro, en torno de tu alma, fundido con ella, hecho alma también él mismo.”.

Se marcha septiembre y con él aquellos paisajes sonoros que ya no existen como el de los pregones callejeros de claveles, mújoles, doradas, lubinas, rojos salmonetes y la alhucema seca, sahumerio para los braseros del invierno. Y es que aquí ya no hay ni invierno ni braseros. Ni tampoco magnolios, ese magnolio, senda hacia el mar, que guarda las entrañas de la poesía, porque ahora los árboles se caen al más mínimo perfil arisco del aire de levante.

Se marcha septiembre y continúo el paseo por nuestro Mar Menor de hoy y me sorprendo de que esos patios de fuentes y latanias se han convertido en hoteles con escaso encanto. Y no reconozco algunas tiendecillas en el Paseo junto a la tienda del pan, aunque ya no huela a pan y en vez del trajín de los pescadores transportando mercancías junto a la Lonja lo que suene sean las ruedas de las maletas de los turistas.

Se marcha mi septiembre y lo hace como quiso Cernuda: “Por el campo tranquilo, /del álamo amarillo alguna hoja, /como una estrella rota, /girando al suelo viene. /Si así el alma inconsciente, /Señor de las estrellas y las hojas, /fuese, encendida sombra, /de la vida a la muerte.”


 Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©.


jueves, 21 de septiembre de 2023 in

Grito de añoranza

 

 


GRITOS DE AÑORANZA

 Brindo con una copa de buen vino

por los que se desviven por la vida

y por los que sin pan hacen el vino,

para encontrar un punto de partida. (PRJP)

 Ya estamos en La Rioja, el aire huele a vino, cae desde la cepa con las uvas, en su justo envero, diciendo con su olor que, un día más, y será tarde para la vendimia. Es la fiesta, nuestra fiesta: plena Vinalia, fiesta que precede a la vendimia, palabra sublime, resultante de la combinación del sustantivo vinea (viña) y el verbo demere -quitar, arrancar, tomar, retirar- o lo que es lo mismo, la retirada del fruto de la viña. Ya las uvas me susurran que están maduras cuando, de noche, recién llegado desde las tierras fértiles de Berceo, huelo el intenso olor a vino al pasar bajo la parra. Ya estoy en plena Vinalia. Donde nada se detiene, aunque me marche.

Estoy en La Rioja convocado por el sacerdote Flamen Dialis para brindar y realizar, clamando, la ofrenda a la Señora Valvanera con las primeras uvas exaltando esa romana tradición de que toda fiesta debe de acabar siendo auténtica bacanal, debido a la creencia de que un buen bebedor no envejece nunca: “Bebe compañero bebe, bebe vino del porrón, y después de haber bebido se lo das a ese señor. Bebe compañero bebe, nunca dejes de beber, que los amigos y el vino poco tienen que perder.”

 Grito de añoranza

 

Qué lejos quedan de mi

los días de vendimiar

para llenar lagares

y comenzar a danzar.

Danza de medios abrazos,

buscando espacios

en aquel baile,

jactancia de pisaores,

junto a tenaces avispas

libando entre los racimos

 esféricos dulzores.

 

Lejos quedaron

aquellas jornadas

de manta y lluvia;

escogidos olores de frutales,

verdosos pomares,

mustios almendrales,

verdes claros encinares,

almenas de romería,

ir y venir en holganzas,

desde el pueblo y con bonanza.

 

Lejos el pan candeal

con sus granos opacos

partido por labriegas manos

en comunión de profanos.

 

Qué lejos me quedan los días,

¡amado campo!,

mientras generoso das

lo mucho que puedes dar.

En tanto quedo en mi duelo,

congelando sus recuerdos.

 

PRJP. 21 de septiembre de 2023, en plena Vinalia, donde nada se detiene, aunque me marche.

 

Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©.

 

jueves, 14 de septiembre de 2023 in

DIAS DE VENDIMIA

 



DIAS DE VENDIMIA

Abre sus ventanas el aire. Ves descender los pájaros

iluminados por el sol. Un silencio de pórticos,
de sombras derramadas y de cristales líquidos
edifican el claustro
de su voz, turban con los más hondos
y fugaces inciensos la gloria
de un cortejo de cálices florecidos de júbilo.”
(Diego Jesús Jimenez)

No puede haber engaños. Vengo de un mismo paisaje, cuaderno de campo rayado de almendros, viñedos, cereal y montes bajos para que Dios escriba, caprichoso, las cosechas. No puede haber engaños. Vengo de una tierra de hombres pegados a la tierra, gente del surco y la pena, gente del hambre que se vestía con ropajes crueles de intemperie. Vengo de hablar un mismo idioma: el del trabajo lento y leve, que fluye, que me drena con dolor y con fiebre, repetida, hasta dar con la muerte más serena. Al final, todo es lo mismo: un paisaje rural, una torre más alta que las casas y un día que se engancha al siguiente, se suelta en días de fiesta y vuelve a engancharse, como una terrible noria sin salida. Y en medio, la almendrera. La almendrera es un reino, un reino con su señorío y su vasallaje. Pero un reino que no podemos ni debemos perder. Si un árbol ha de conservarse, ese árbol es el almendro. Me duelen los despoblados y me duelen los almendrales arrancados y los pagos descepados.


DIAS DE VENDIMIA

 “¿Qué harás ¡oh luna!

las noches de septiembre

sin la dorada viura?

Dejad al campo mío,

dejad la viña

entre penas y penas

seguir tirando.

Otra vez esos racimos

colgando como rosarios

con cien misterios agrarios

en los que siempre creímos.

Y otra vez, quienes te dimos,

cepas, tierra feraz,

soñamos con que tendrás

siempre un zarcillo claro

por si la necesitara

la paloma de la paz.

 PRJP. Con los primeros racimos del otoño entrante de 2023.


Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©.


miércoles, 6 de septiembre de 2023 in

De vuelta y cuando la DANA se fue

 


De vuelta y cuando la DANA se fue

Soy un trapero de la estúpida y dolorosa hora del desbarajuste, del estropicio, y ayudo a recoger las migajas y los pedazos”. (Salvador Espriú)

El cielo se oscureció cuando circulábamos por la carretera que llaman “Vía de los navarros” entre Magallón y La Almunia de Doña Godina. Desde el Servicio Meteorológico no cesaban de enviar mensajes apocalípticos al móvil. Estábamos en alerta roja y Soledad, señora mía, y yo viajábamos en nuestro coche desde Villamediana de Iregua hacia Santiago de La Ribera. Rompió a llover torrencialmente. La lluvia golpeaba los cristales del automóvil. Septiembre siempre ha sido un mes imprevisible. “O seca las fuentes o se lleva los puentes”. Pero no tanto lo primero y si lo segundo. El tiempo estaba loco. 

Paramos en Teruel para comer, descansar y tomar fuerzas para continuar el viaje al día siguiente. Nuestros cuerpos ya no aguantan de un tirón, como hace una década, los setecientos veintisiete kilómetros que separan las ciudades de origen y destino. La amenazadora tormenta dio un breve respiro. Al llegar a nuestro lugar de descanso tomamos conciencia de que septiembre llena las ciudades y vacía los pueblos. Y, al levantarnos, para retomar el viaje, fuimos conscientes de que, pasado el verano, alargan las sombras y una luz difusa, amarillenta, horizontal envolvía los tejados y de las chimeneas de las casas aún habitadas, cada vez menos, volvía a salir humo. ¡Oh, aquellos septiembres dorados como racimos de uvas mojados por la lluvia! ¡Tantos recuerdos! Las yuntas arrastrando el arado camino de la sementera, la llegada de los nuevos alumnos al Pablo Sarasate, el olor a pimientos asados en la villa de Lodosa, el silencio y la armonía de los viñedos revestidos de cobre y oro, los zarzales con moras, el tintineo de los rebaños careados en las piezas del raso, la mano de los cazadores en la ladera tras el bando de perdices levantado por los perros entre las cepas ya deshojadas, el dulce sonido de la flauta de ese pastor amigo, fabricada por él mismo con una rama de nogal, una navaja y un hierro candente…Un trueno espantoso, que retumbó en el interior de nuestro coche, me hizo salir de la ensoñación. Golpeó otra vez la lluvia agresivamente, sin misericordia. ¡Tormentoso otoño de septiembre y las nubes comenzaron a marchar!

Marchan las nubes

Sobre las casas blancas,
sobre las dunas,
sobre la playa
y sobre el mar
pasan las nubes bajas
y sin parar.

Pasan y pasan
como pájaros blancos
en desbandada
estival.

¿De dónde vienen?
¿A dónde van?

Vuelan las nubes
con alas invisibles
sin detenerse
jamás.

Acaso vuelan
para decirnos
que los recuerdos,
que las bellezas,
que los amores,
que nuestras vidas
pasan y pasan,
vuelan y vuelan,
y ya no vuelven
más.

PRJP. Al volver de las vacaciones de 2023


Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©.




Con la tecnología de Blogger.

Seguidores