Reloj de abuelo
Mirada larga y siempre al fondo. Siempre lo recordaré con su sempiterna chaqueta de pana y su chaleco rayado, tocado con boina o visera; con cananas y escopeta, con la jaula y sus artilugios del reclamo. Y refunfuñando, que también refunfuñaba. Y tomando la fresca que le proporcionaba ese malus de manzanas exquisitas, al tiempo que escuchaba al amanecer como los gorriones llenaban con el pío, pío de sus sonoros toques de retreta los árboles y verduras exquisitas de su huerto. Son recuerdos que me conducen a la añoranza en su fotografía y en el reloj con la hora del tiempo que siempre aguardaba en su personal sillón mimbreño, como él.
Reloj de abuelo
“La
soledad del corazón resuena
desierto ya como un reloj viviente,
como un reloj que late porque siente
la marcha de tu pie sobre la arena.” (Luis Rosales)
Fuiste reloj de mi abuelo,
de la tienda y con horario,
minutero de su vida
con trinos y hasta calvario.
Acompasaste con son
sus esperas, decisiones,
sus enfados y razones
con amor en su zurrón.
Pequeño de estantería,
fue siempre orgullo y tesoro,
sus segundos fue contando,
siendo el sirviente más fiel
de su infancia y madurez.
Siempre estuvo en su lugar
y hasta pareció entenderte.
No se detuvo jamás.
aunque apareció la muerte.
Y hoy el reloj sigue andando,
con repicar suave y grato,
junto al lilo y al laurel
parece esa cardelina
que junto a gorriones y mirlos
y al reclamo de perdices
castañetean tan bien.
¡Qué caramba, son las nueve en el reloj!
PD. Es tiempo del Tour de Francia. De fiestas sin cuento. De viajes mil. De calores. De vacaciones. De veraneo. No es tiempo propicio al silencio, a la reflexión, al análisis. Es ya tiempo de entornar las páginas del modesto cuaderno de La Medusa, temeroso de que nadie lo hojee ni lo ojee, se entorna él mismo hasta septiembre. En fin, salutem plurimam a todos. Vale
Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©