¡Oh los almendros!
La borrasca Louis ha llegado a estas alturas de febrero con lluvia, frío, nieve y hielo, para, a destiempo, parar la cuajada floración de los almendros. Y, ante este fenómeno atmosférico, acudo puntual a la cita con estos versos; y, como siempre que es cita de amor, ¡brinca, brinca de gozo dentro de mí mi corazón! Digo que acudo a esta cita puntual, enamorado y, también, preocupado porque esa floración musical de esas entrañas quede muda, sin tono, sin cuerpo, marchita y resonancia...
¡Oh los almendros!
La noble sencillez
siempre es hermosa
aun en invierno
corazón caliente
florido pecho.
os veo florecer
en tiempo de destiempos,
con flores prematuras
que no prometen fruto.
de albas pensativas,
de un pueblo en
flor,
con olor a
tomillo,
a romero y
espliego
con ripios de tu
amor
del cielo
adorador.
Desde tu Mirador,
recortando
horizontes,
esas ramas de
almendro,
lanzan ternuras al
paso
que va sembrando
el viento.
enmarcando horizontes
cantas ¡oh flor de
almendro!
que, todo amor es
más puro,
¡si se dice a
cielo abierto!
campos de
Grávalos,
transfigurados
bajo la flor de
los almendros,
divino hallazgo.
Desde tu Mirador
yo me despido.
Te dejo florecer,
sí Louis te deja,
en la vera del
camino.
Quisiera, de tu gracia sin cimiento,
ser el arco
triunfal e paz lograda;
quisiera ver mi
vida coronada
en su invierno
cual tú de flor sin cuento.
siempre es hermosa
aun en invierno
corazón caliente
florido pecho.
PRJP. N.º, 13. En Garnacha pensando que el hielo puede abrasar la belleza.