sábado, 3 de febrero de 2024 in

NATALICIO

 



NATALICIO

 

“Sobre la tierra amarga,
caminos tiene el sueño
laberínticos, sendas tortuosas,
parques en flor y en sombra y en silencio. (Antonio Machado)

 Nací tal día como el pasado uno de febrero, pero de 1946. Nací a la luz de un candil, porque al pueblo, mi pueblo Grávalos, aún no había llegado la luz eléctrica, tal como hoy alumbra. Aquel día nevaba, según me contó mi madre, y estaban saliendo del racionamiento. Quiero decir que vengo de muy lejos. He pasado, también vivido, del arado romano a la robótica. Así que estoy curado de espanto, agobiado y hasta preocupado por la desertización y el vaciado de esos pueblos nuestros.

Hay cosas que no han cambiado. Los pueblos del interior siguen desangrándose, muriéndose y la columna de los pueblos de España, en su ruralidad, se vacía y se descoyunta. Hoy recuerdo, como símbolo de lo que pasa, ese hogar de Grávalos, el edificio donde nací, que ha soportado en pie algún siglo y ahí está todavía, resistiendo y superando inviernos. Y ese antiguo reloj de mesilla que, mientras yo nacía, según me contaron, dio la hora en el cuarto de afuera y que ya está parado y arrumbado en el desván. Es sólo una metáfora, que me toca de cerca.

 Uno se acuerda, al llegar aquí, de la voz quebrada de Antonio Machado: “Era un niño que soñaba / un caballo de cartón. /Abrió los ojos el niño / y el caballito no vio. / Quedóse el niño muy serio / pensando que no es verdad / un caballito soñado. / Y ya no volvió a soñar.”.

 A partir de esta mi edad las cosas empiezan a acelerarse y es por eso por lo que he decidido disfrutar cada día de las cosas más tontas: tomar todas las mañanas con mi señora, al sol de esa terracita del Magallanes, un verdejo con sus respectivas marineras.  Llegar, sentarnos y bromear con nuestros amigos y volver a saborear cada cosita porque, antes o después, la vida da palos. Antes pensaba en la muerte un segundo al año y ahora una vez al día, así que mejor no fiarse y disfrutar.

78 cumpleaños

Te traigo, Señor,
mis años;
ahí es nada,
mis 78 años,
en la vasta bandeja
del tiempo y del espacio.
Con sus sombras y luces,
con sus negros y blancos,
con sus varios provechos
y algún daño.


Pastorcito de majada
o aspirante a estudioso,
aquí te los dejo enteros
como regalo,
y al mismo tiempo
como descargo.


Tú verás qué hacer con ellos:
Tú eres el justo y sabio.

¡Qué mejor cosa
que mis años!


¡Mi Señor,

es lo mejor que tengo,
lo único:

mi señora, mis hijos,

mis nietos, mis años!

 

Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©.

 

1 Comment So Far:

  1. Pues a darle a la marinera y al verdejo y ni un segundo a la muerte, que, total, cuando venga ya tendremos tiempo de sobra que dedicarle.

    ResponderEliminar

Con la tecnología de Blogger.

Seguidores