martes, 13 de diciembre de 2011 in

Hogueras en la noche de Santa Lucia

Hogueras en la noche de Santa Lucia


Tiene que hacer frío y si hay nevada y helada mejor. Debemos vivir la tarde- noche de Santa Lucía con el encendido y el disfrute de sus hogueras. Es la última de las tradiciones del año con excepción de las Navidades y es que el otoño va sacando sus tintas suaves y no nos es grato pasear los senderos, entre tierras olientes a recién tapadas y heladas.

A los días ya se les nota el cansancio, por tanto: ¡Que caiga la noche y que diversas hogueras de gran y pequeño tamaño se enciendan a lo largo de toda la anchura baja, media y alta de los valles y montañas riojanas! ¡Que los vecinos inviten, llamando  con las aldabas en las puertas, a recorrerlas, a calentarse en su fuego y a alimentarse de las primeras y últimas viandas que surjan de sus brasas!

¡Que todo esté preparado y se enciendan, ardan y crepiten grandes hogueras en el corazón de las ciudades, en las plazas de las villas y en los cantones de los pueblos, fantásticas casas de vecinos, sean grandes, menudos y algunos hasta adelgazados o, aunque sean hogueritas, que calienten  e iluminen a los vecinos, en sus patios traseros, en sus barrios olvidados y oscuros y que ardan también aunque sean en los descampados de viviendas promovidas o por promocionar!  

¡Que acudan todos! ¡Que las recorran todas! ¡Que la tradición se haga fuego! ¡Que las cuadrillas repartan lo que es propio del día y la estación: castañas, olivas, patatas asadas, alguna figurilla de belén modelada en mazapán con envoltorio y animen su cuerpo con un caldito de uva destilado en la última carga de alambique! Estamos en fechas para estas cosas de celebración. Es la víspera, es la noche fría de Santa Lucía, la patrona de invidentes, modistas, modistillas, costureros profesionales del deshilvanado y el cosido, mozas casamenteras del dedal y aguja con mantoncillos al talle.

Fue la noche de ayer, en víspera de la Santa en cualquier villa y en cualquier cantón que hasta tiene iglesia dedicada a Santa María servida por beneficiado con título de cura y un mayordomo seglar que hace oficio de sacristán y donde el camposanto está en paraje ventilado donde no hay ermita.

Tenía que hacer frío y lo hizo, no hubo nevada y si apuntó la helada, fue así y el tronco con gracia se trasformó en hoguera. 


PD. Sin que se entere, y aunque lo lea, va dedicado a un hermano, lo apellidaron Campos y lo llaman José Mª, devoto de La Santa, poeta, pintor y cura de Zarcilla de Ramos, pueblecito murciano de las tierras altas donde escribe, lee, pinta y cura almas.
Fotografías y texto de La Medusa Paca. Copyright ©

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