El Calendario Zaragozano
El Calendario Zaragozano
“Pide a Dios y a los santos, pero
echa estiércol en tus Campos”. (Refrán propio
de noviembre)
Si les cuento que tengo en
mis manos el “Almanaque del Firmamento”, probablemente no les diga nada. Si por
el contrario les cuento que a mi presencia ha llegado un librito con cubierta color
sepia amarronado y que al abrirlo veo incluye un juicio universal
meteorológico, los pronósticos del tiempo para los doce meses venideros, el
santoral completo, las ferias y mercados de España, frases célebres y unos veinticuatro
refranes colocados a dos por página y mes. Junto a las fiestas movibles, el
cómputo religioso, las témporas y las velaciones encontramos también una
predicción meteorológica más pormenorizada por periodos relacionados con el
movimiento de la Luna y la situación de los astros, siendo además y durante
muchos años el credo para los agricultores sus principales adeptos, porque, al
parecer, “acertaba mucho”. E ítem mas: sus pronósticos son invariables desde su
fundación, hace siglo y medio: nunca han fallado, ni fallarán mientras Dios
gobierne el sol y apaciente las nubes con el mismo látigo.
¿Han adivinado a qué librito
me estoy refiriendo? No, no es el “taco” del Sagrado Corazón de Jesús, que
también compraba mi madre y al que recuerdo con añoranza y que, además del
santoral, también nos deleita con frases y proverbios, cosas curiosas y hasta
un pequeño aprendizaje resumido en ese ¿sabía usted que…? No, no es éste al que La Medusa se está
refiriendo.
El que tengo delante de mis
manos y que también vi en la niñez en la tienda del abuelo Arcadio, éste siempre
lo tenía entre sus manos para consultarlo, lo quería más que a una enciclopedia
y por él se guiaba, le fascinaba y le conducía al aprendizaje a través de años
y años de su lectura, de observar el cielo, el viento y las hojas de los
árboles, ese calendario que, fundado en 1840 por Don Mariano Castillo y Ocsiero,
recibe el nombre y fama de Calendario Zaragozano.
Escribo con la luna “menguante
en Libra a las 21:05 horas”, según reza el Zaragozano 2013, que, por fin,
después de dar muchas vueltas por los quioscos y las librerías más importantes de
la capital, donde se había agotado, lo he conseguido por 1,80 euros en una
pequeña librería del centro de Logroño. Por 1,80 € uno se entera de que en
enero el tiempo previsto “comenzará encalmado aunque con escarchas y heladas y
temperaturas matinales muy frías, volviendo hacia la mitad un temporal áspero y
destemplado con vientos recios y fríos del NE” y que para la Semana Santa: “volverá
el temporal de invierno, seco y áspero apareciendo heladas dañinas para
finalizar el mes con lluvias y nieves”.
Este Calendario Zaragozano de aspecto humilde y barato es, como
alardea en su portada, el de mayor circulación y, por tanto, un buen negocio,
uno de los negocios que, en estos tiempos de crisis, resiste, literalmente,
contra viento y marea, una pieza de
museo, aunque su contenido se renueve cada año. Es, desde su portada, el adelantador
del futuro con el más dulce sabor del pasado, mezclando los matices de lo
arcaico con lo variopinto del sumario, donde se entremezclan nada menos que “el
juicio universal meteorológico” con el santoral completo.
No sabe nada de
anticiclones, ni le importa. El acierto es lo de menos. La gente lo consulta
como observa el horóscopo, pero con más inocencia, fiándose de la sabiduría
natural del hombre de campo.
Para los próximos siete
días, si tienen curiosidad, pronostica: “tiempo encalmado, aunque menudearán
las escarchas y las heladas; las temperaturas matinales serán bastante frías;
el anticiclón nos dejará, por algunos días, cielos despejados, pero con vientos
fuertes del norte, propiciando un ambiente muy frío a primeras horas. ¿Qué les
parece? ¿No es delicioso, aunque sus pronósticos sean revisables?
Eso sí, acierta de lleno en
los eclipses y en el santoral. Esto último se agradece porque los periódicos
han ido suprimiendo esta información, tan interesante, en sus páginas,
confundiendo el culo con las témporas, o sea: laicidad en el Estado con laicidad
en la sociedad. En mi pueblo se mezclaban cumpleaños y santo. “Es el santo del
abuelo”, “el niño celebra su santo”. Seguramente porque durante mucho tiempo se
ponía al recién nacido el nombre del santo del día. Hoy, sin ir más lejos,
según el Zaragozano, es San Raimundo de
Peñafort, patrón de los juristas; San Julián patrón del Ferrol y San Teodoro,
monje. Los santos caen como frutas maduras desde los altares
el día señalado y sus martirios, éxtasis y agonías también son perennes.
Les diré que los refranes con los que dedica el Calendario
a este mes son aquellos de: “Año ruin cuando llueve mucho en enero y nieva en
abril y contra el ábrego no hay abrigo".
A lo largo del año 2013 lo
diga o no Don Mariano Castillo y Ocsiero habrá días en que uno se sentirá feliz
sin saber por qué y ese estado de ánimo no será distinto de la lluvia dulce y
oblicua que caiga sobre los sembrados; luego llegarán las ansiedades, tristezas
y estados depresivos, que tal vez coincidan con el oscuro viento del sur. Se
sucederán muertes, amores y heroísmos que, vistos de cerca, se asemejarán a
convulsiones meteóricas de la vida, aunque nunca dejarán de estar sometidas al
rigor metodológico de Don Mariano Castillo y Ocsiero, pastor imperturbable de
las isobaras.
Fotos y texto de La Medusa Paca.
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