lunes, 7 de enero de 2013 in

El Calendario Zaragozano



El Calendario Zaragozano


“Pide a Dios y a los santos, pero echa estiércol en tus Campos”. (Refrán  propio de noviembre)

Si les cuento que tengo en mis manos el “Almanaque del Firmamento”, probablemente no les diga nada. Si por el contrario les cuento que a mi presencia ha llegado un librito con cubierta color sepia amarronado y que al abrirlo veo incluye un juicio universal meteorológico, los pronósticos del tiempo para los doce meses venideros, el santoral completo, las ferias y mercados de España, frases célebres y unos veinticuatro refranes colocados a dos por página y mes. Junto a las fiestas movibles, el cómputo religioso, las témporas y las velaciones encontramos también una predicción meteorológica más pormenorizada por periodos relacionados con el movimiento de la Luna y la situación de los astros, siendo además y durante muchos años el credo para los agricultores sus principales adeptos, porque, al parecer, “acertaba mucho”. E ítem mas: sus pronósticos son invariables desde su fundación, hace siglo y medio: nunca han fallado, ni fallarán mientras Dios gobierne el sol y apaciente las nubes con el mismo látigo.

¿Han adivinado a qué librito me estoy refiriendo? No, no es el “taco” del Sagrado Corazón de Jesús, que también compraba mi madre y al que recuerdo con añoranza y que, además del santoral, también nos deleita con frases y proverbios, cosas curiosas y hasta un pequeño aprendizaje resumido en ese ¿sabía usted que…?  No, no es éste al que La Medusa se está refiriendo.

El que tengo delante de mis manos y que también vi en la niñez en la tienda del abuelo Arcadio, éste siempre lo tenía entre sus manos para consultarlo, lo quería más que a una enciclopedia y por él se guiaba, le fascinaba y le conducía al aprendizaje a través de años y años de su lectura, de observar el cielo, el viento y las hojas de los árboles, ese calendario que, fundado en 1840 por Don Mariano Castillo y Ocsiero, recibe el nombre y fama de Calendario Zaragozano.  

Escribo con la luna “menguante en Libra a las 21:05 horas”, según reza el Zaragozano 2013, que, por fin, después de dar muchas vueltas por los quioscos y las librerías más importantes de la capital, donde se había agotado, lo he conseguido por 1,80 euros en una pequeña librería del centro de Logroño. Por 1,80 € uno se entera de que en enero el tiempo previsto “comenzará encalmado aunque con escarchas y heladas y temperaturas matinales muy frías, volviendo hacia la mitad un temporal áspero y destemplado con vientos recios y fríos del NE” y que para la Semana Santa: “volverá el temporal de invierno, seco y áspero apareciendo heladas dañinas para finalizar el mes con lluvias y nieves”. 

Este Calendario Zaragozano de aspecto humilde y barato es, como alardea en su portada, el de mayor circulación y, por tanto, un buen negocio, uno de los negocios que, en estos tiempos de crisis, resiste, literalmente, contra viento y marea,  una pieza de museo, aunque su contenido se renueve cada año. Es, desde su portada, el adelantador del futuro con el más dulce sabor del pasado, mezclando los matices de lo arcaico con lo variopinto del sumario, donde se entremezclan nada menos que “el juicio universal meteorológico” con el santoral completo.  

No sabe nada de anticiclones, ni le importa. El acierto es lo de menos. La gente lo consulta como observa el horóscopo, pero con más inocencia, fiándose de la sabiduría natural del hombre de campo.

Para los próximos siete días, si tienen curiosidad, pronostica: “tiempo encalmado, aunque menudearán las escarchas y las heladas; las temperaturas matinales serán bastante frías; el anticiclón nos dejará, por algunos días, cielos despejados, pero con vientos fuertes del norte, propiciando un ambiente muy frío a primeras horas. ¿Qué les parece? ¿No es delicioso, aunque sus pronósticos sean revisables? 

Eso sí, acierta de lleno en los eclipses y en el santoral. Esto último se agradece porque los periódicos han ido suprimiendo esta información, tan interesante, en sus páginas, confundiendo el culo con las témporas, o sea: laicidad en el Estado con laicidad en la sociedad. En mi pueblo se mezclaban cumpleaños y santo. “Es el santo del abuelo”, “el niño celebra su santo”. Seguramente porque durante mucho tiempo se ponía al recién nacido el nombre del santo del día. Hoy, sin ir más lejos, según el Zaragozano, es San Raimundo de Peñafort, patrón de los juristas; San Julián patrón del Ferrol y San Teodoro, monje. Los santos caen como frutas maduras desde los altares el día señalado y sus martirios, éxtasis y agonías también son perennes.
Les diré que los refranes  con los que dedica el Calendario a este mes son aquellos de: “Año ruin cuando llueve mucho en enero y nieva en abril y contra el ábrego no hay abrigo". 

A lo largo del año 2013 lo diga o no Don Mariano Castillo y Ocsiero habrá días en que uno se sentirá feliz sin saber por qué y ese estado de ánimo no será distinto de la lluvia dulce y oblicua que caiga sobre los sembrados; luego llegarán las ansiedades, tristezas y estados depresivos, que tal vez coincidan con el oscuro viento del sur. Se sucederán muertes, amores y heroísmos que, vistos de cerca, se asemejarán a convulsiones meteóricas de la vida, aunque nunca dejarán de estar sometidas al rigor metodológico de Don Mariano Castillo y Ocsiero, pastor imperturbable de las isobaras.


Fotos y texto de La Medusa Paca. Copyright ©

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