Añoranza
Añoranza
La Medusa
Paca, ha querido revivir hoy, junto a la nieve, su infancia. La infancia del
paisaje nevado, de la algarabía de cuando éramos niños jugando con ella en el
patio de la escuela y ver rostros de sorpresa en las ventanas anunciando que
algo extraordinario sucedía. Hoy La Medusa ha querido evocar el poder
hipnotizante que la nieve tiene y su capacidad para embellecer el paisaje más
humilde y hasta las tierras más míseras engalanadas con su manto.
Hoy deseo acordarme
de esos campesinos de pueblo que, tras
un primer momento de alborozo, se sintieron amenazados por la imprevisibilidad andante
después de aquellas largas nevadas. ¡Qué mérito tuvieron y tienen aquellas
gentes! Sí, aquellos campesinos acostumbrados a sufrir penurias y calamidades
todo el año. Por eso se hicieron resistentes. Entonces no era noticia que un
pueblo quedara aislado por la nieve ventisqueada. Era lo natural. Sobrevivieron
a base de leña, fuego y despensa, manteniéndola
llena de provisiones, de agua y leña, por si el manto blanco les sepultaba.
Hoy, que ha
nevado, la imagen de la nostalgia se acerca hasta mis ojos tratando de añorar, con
la caída de los primeros copos, recuerdos de mi infancia. Y escuchar de nuevo,
cuando el temporal dé una breve tregua y el manto comience a regalar, el gran
silencio del monte nevado, roto apenas por el ruido callado de mis pasos y honrarlo
con los “Versos y oraciones del caminante”, de León Felipe en su poema
REVOLUCIÓN:
Siempre habrá nieve
altanera
que vista el monte de
armiño…
y agua humilde que
trabaje
en la presa del
molino.
Y siempre habrá un sol
también
un sol verdugo y amigo
que trueque en llanto
la nieve
y en nube el agua del
rio.
Texto y Fotografías La Medusa Paca. Copyright ©
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