viernes, 25 de enero de 2013 in

Añoranza



Añoranza


La Medusa Paca, ha querido revivir hoy, junto a la nieve, su infancia. La infancia del paisaje nevado, de la algarabía de cuando éramos niños jugando con ella en el patio de la escuela y ver rostros de sorpresa en las ventanas anunciando que algo extraordinario sucedía. Hoy La Medusa ha querido evocar el poder hipnotizante que la nieve tiene y su capacidad para embellecer el paisaje más humilde y hasta las tierras más míseras engalanadas con su manto.

Hoy deseo acordarme de esos campesinos de pueblo que,  tras un primer momento de alborozo, se sintieron amenazados por la imprevisibilidad andante después de aquellas largas nevadas. ¡Qué mérito tuvieron y tienen aquellas gentes! Sí, aquellos campesinos acostumbrados a sufrir penurias y calamidades todo el año. Por eso se hicieron resistentes. Entonces no era noticia que un pueblo quedara aislado por la nieve ventisqueada. Era lo natural. Sobrevivieron a base de leña, fuego y despensa,  manteniéndola llena de provisiones, de agua y leña, por si el manto blanco les sepultaba. 

Hoy, que ha nevado, la imagen de la nostalgia se acerca hasta mis ojos tratando de añorar, con la caída de los primeros copos, recuerdos de mi infancia. Y escuchar de nuevo, cuando el temporal dé una breve tregua y el manto comience a regalar, el gran silencio del monte nevado, roto apenas por el ruido callado de mis pasos y honrarlo con los “Versos y oraciones del caminante”, de León Felipe en su poema REVOLUCIÓN:

Siempre habrá nieve altanera
que vista el monte de armiño…
y agua humilde que trabaje
en la presa del molino.

Y siempre habrá un sol también
un sol verdugo y amigo
que trueque en llanto la nieve
y en nube el agua del rio.


Texto y Fotografías La Medusa Paca. Copyright ©

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