lunes, 28 de enero de 2013 in

Desvelado en su blancura



DESVELADO EN SU BLANCURA


Hoy La Medusa no tiene ganas, está como un tanto destemplada, como dejando pasar el tiempo, esperando.  Y su malestar va acompañado de frío. No sabe lo que le pasa, o sí. Es por ello que acude al baúl de sus recuerdos, busca una fotografía de cencellada que, inmediatamente, le recuerda ese poema de Alberti “Un desvelado en su blancura” que, ni pintiparado, acomoda este espino encontrado en la senda de mis matutinos paseos. Aquí quedo, en espera de que reparen la máquina y vuelva a irradiar energía.




Foto de mis paseos por el camino de Río Madre, Villamediana de Iregua.

Un papel desvelado en su blancura.
La hoja blanca de un álamo intachable.
El revés de un jazmín insobornable. 

Una azucena virgen de escritura.
El albo viso de una córnea pura.
La piel del agua impúber e impecable.
El dorso de una estrella invulnerable
sobre lo opuesto a una paloma oscura.

Lo blanco a lo más blanco desafía.
Se asesinan de cal los carmesíes
y el pelo rubio de la luz es cano.

Nada se atreve a desdecir al día.
Mas todo se me mancha de alhelíes
por la movida nieve de una mano.

Rafael Alberti: Entre el clavel y la espada, 1940.
La Medusa Paca. Copyright ©

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