AROMATICO PASEO
AROMATICO PASEO
“Huele a sangre mezclada con espliego,
Venida entre un olor de resplandores.
A sangre huelen las quemadas flores
Y a súbito ciprés de sangre el fuego.” (Rafael Alberti)
Estaban al borde de
un ribazo y de un enorme charquetal. Eran unos hilillos perfumados, muy
jóvenes, el tronco fino, hilazas violáceas, erguidas sobre el fondo pálido del
cielo, y unas hojas diminutas, verdes, apuntando, revolando en las ramas
delgadas. El aire y la luz del paisaje realzaban aún más con su serena belleza
la de aquellos conjuntos de múltiples filamentos.
Me acerqué a verlos.
Me senté frente a ellos, cara al sol en la frescura de la mañana, y mientras
los contemplaba, poco a poco sentía cómo iba invadiéndome una especie de
beatitud. Todo en derredor de ellos quedaba teñido, como si el paisaje fuera un
pensamiento de una tranquila hermosura clásica: el charcal donde se erguían, las
peñas al fondo, la llanura que desde allí se divisaba, la hierba, el aire, la
luz.
El reloj imaginario
de una espadaña derruida y cercana dio una hora. Todo era bello y, en aquel
silencio y soledad, se me saltaron las lágrimas de admiración, de ternura y de
recuerdos. Mi efusión, concretándose en torno a la clara silueta de aquellos
hilillos perfumados, me había conducido hacia ellos. Y como nadie aparecía por ese
campo, por su hoya y por los alrededores y llanuras de la iglesia-corral
derruida, me acerqué confiado a sus débiles tallos e intenté abrazarlos, para
estrechar contra mi pecho un poco de su fresca, balsámica, verde juventud e
infinitos recuerdos. Vale.
ESPLIEGO
Marché
a jugar entre jaras
hasta
que las encontré.
Me
senté
en
el espigón calcáreo
de
la peña los ahorcados
y
el aroma de los montes
me
llenó de color y fragancia
con
su efímera belleza,
tranquilidad
y lindeza,
encumbrando
melodías
al
esconder sus perfumes.
Un
hálito imperceptible,
un soplo,
una bocanada
se
enredaron en mi mejilla
y
la mezcla deleitosa
saboreó
mi sosiego.
Un
hilo violáceo
bordaba
en mi brazo derecho:
el
espliego.
PRJP. N.º 86. En
Ordoyo en un día fresco de agosto de enormes y bellos recuerdos.
Texto y fotografías de La Medusa Paca. Copyright ©.
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