ARCO DE BALLESTA
ARCO DE BALLESTA
“¡Gentes del alto llano numantino
que a Dios guardáis como cristianas viejas,
que el sol de España os llene
de alegría, de luz y de riqueza!”
que a Dios guardáis como cristianas viejas,
que el sol de España os llene
de alegría, de luz y de riqueza!”
Quisimos
acercarnos a Soria, teníamos y tenemos tiempo para ello y para más. Lo hemos
hecho en Mayo porque nos dio la gana, bueno, no, porque, juntamente con el
otoño, ésta es la mejor y más placentera estación para cruzar el
cariñoso puente peatonal del río Duero.
Quisimos comprobar y tener
consciencia que usted, D. Antonio Machado Ruiz, no nos mintió cuando nos dijo
que el río traza aquí su “curva de ballesta”. ¡Qué alegría y qué emoción!, esta
curva existe, y para La Medusa y su acompañante es, a partir de ahora ya
mítica, gracias, y, además, una metáfora de resonancias guerreras que el
encabalgamiento pone de relieve en el verso corto.
Quisimos tomar entre nuestras manos
esa VII silva asonante de “Campos de Soria” y repasar, para empaparnos, los
versos del poema en el lugar donde se escribieron, después de cien años, y
desear mantener una conversación directa con el autor, en este caso con usted,
sincero y verdadero, que es lo que usted siempre fue, sobre todo sincero
consigo mismo.
Quisimos contemplar como el reflejo
da color al agua y como el agua se tizna con el color de su entorno; agua con
los tonos grises y calizos del roquedal, de los chopos apuntando su verdor que,
como mariposas, dejan volar sus pelusas fugitivas de su ciclo vital.
Quisimos, bajo la escalerita sagrada del
altivo San Saturio, entre los olmos y los chopos con pintura de colores en alas
de los pájaros, ensimismarnos con el piar y revolotear de los ruiseñores,
buscando sus nidos hospitalarios.
Quisimos y lo conseguimos subir hasta
la carretera, la que da a las escaleras y cueva de San Saturio. Y, nada más
culminar la escalinata, ver el celebrado rincón del poeta que le dedicaron los
agradecidos sorianos un 5 de octubre de 1932, donde le nombraron hijo
predilecto.
Y quisimos, sentados en la piedra,
alegrarnos junto a los trozos poéticos de las dos placas pegadas a las rocas
grises como esculpidas por el tiempo donde se leen poemas tales como los que
anoto:
“Estos chopos del río, que a acompañan
con el sonido de sus hojas secas
el son del agua cuando el viento sopla,
tienen en sus cortezas
grabadas iniciales que son nombres
de enamorados, cifras que son fechas”.
con el sonido de sus hojas secas
el son del agua cuando el viento sopla,
tienen en sus cortezas
grabadas iniciales que son nombres
de enamorados, cifras que son fechas”.
Dejo para otro día hacer espeleología
mística por el interior de la ermita de San Saturio, que es una cueva natural.
Fotos y texto La Medusa Paca. Copyright ©
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