sábado, 15 de septiembre de 2012 in

Grávalos, por carreteras secundarias



Grávalos, por carreteras secundarias
Quise, no tengo otra solución, que adentrarme por carreteras secundarias para  llegar a Grávalos. Lo hice por la LR 123 para luego marchar por la LR 385, Si tienes tiempo y deseas acercarte a éste encantador lugar te recomiendo elijas esas carreteras en las que el tiempo se remansa como un río que no tiene prisa por morir; el espacio se dilata y el campo no se encajona como en las autopistas y autovías por las que corremos todos como alma que lleva el diablo. Yo elijo las  carreteras secundarias porque discurriendo por ellas lo importante no es el destino, en este caso llegar, sino el mero viaje, en este caso revivir.
No importa cuando lo hice, ni tampoco cuando volveré a hacerlo. Volveré y este es el pacto. El pacto con ese lector desconocido, claro, que acaso quiere saber, como yo, lo que no frecuentan los papeles, las vidas y los afanes de quienes trabajan sin estridencias, intentando hacerlo como se debe, sin más recompensa que el propio bien hacer. Escribir y detenerme a hablar de un pueblo que, gracias a lo que está por venir, no se extingue a fuerza de haberse vuelto invisible, silencioso, estoico, seguramente también imaginario.
Por carreteras secundarias van a transcurrir paisajes que nos hemos acostumbrado a ver desde la ventanilla, un pueblo de lejanías que no desea desvanecerse a tanta velocidad como los ideales ilustrados, con los que siempre tropieza la historia de los pueblos y del mío también. “En la juventud da la sensación de que las preocupaciones de uno son las mismas que las de todo el mundo. Más adelante queda claro que no es así”.
 
Esas son palabras de James Salter, un peregrino novelista capaz de trabajar hasta la extenuación para que las palabras sean mostrativas de la experiencia de los pueblos, como la vida. Un novelista que escribe como si condujera por carreteras secundarias para “Quemar los días”. 
Este es mi anuncio de lo que haré este otoño: Volver a leer a Salter. ¿Y qué más? ¿Te parece poco? He visto el resplandor simbólico de las hogueras en la LR 385 que conducen  hasta el balneario aquel que un día describí como: Un Lugar de Luz y deseé que: ¡Por favor, que lamantelería sea blanca y mullida!; y que ¡Por favor, que el albornoz sea de algodón blanco! Y ante la tardanza de que lleguen esas blancas y mullidas mantelerías y que ese Lugar de Luz salga de las tinieblas, me estoy haciendo muchas preguntas que todavía no tienen respuesta y para ello deseo iniciar y volver al kilómetro cero  y poder volver a ver cómo los caballeros encorbatados y las señoras y  muchachas de uñas primorosamente pintadas se descalzan para sentir el calor de las aguas sulfurosas-minero-medicinales, punto donde arrancan todos los sueños metafóricos y todos los sueños literales de mi pueblo. 
Deseo volver irme de viaje por las carreteras secundarias y tratar de ver qué queda de las esperanzas o desesperanzas de mi pueblo, de su balneario y de sus gentes que me ayudarán a descifrar el canto de los pájaros.

Texto y fotografías de La Medusa Paca. Copyright ©

Leave a Reply

Con la tecnología de Blogger.

Seguidores