sábado, 31 de marzo de 2012 in

El portapasos

El portapasos


Ayer tarde La Medusa Paca se fue a Cartagena a reverenciar a La Madre de la Caridad y presenciar la procesión en el Día Grande. Deseaba ver de cerca a los portapasos, hablar con ellos y que me explicaran sus sentimientos. Lo hicieron. Son parcos en palabras y largos en sus sentimientos.

El portapasos, personaje decisivo me cuentan que, en tiempos pasados, pudo írsele a Cartagena como a todas esas ciudades que poseen índice y solera de Semana Santa española. Quisieron cambiarlos por el chasis mecánico. Hubiese sido un rotundo fracaso y un tremendo error. 

La Medusa Paca no sabe qué mal entendimiento de la economía, de la tradición, del desarraigo costumbrista o de la comodidad quiso cambiar y sustituir al hombre por la máquina. Un error del que se hubieran arrepentido aquellos que lo intentaron, poniendo el grito en los varales los verdaderos catadores de la autenticidad procesionil.

Hoy, en el atardecer del Viernes de Dolores, me lo ha manifestado un portapasos, dentro y en el profundo silencio de Santa María de Gracia, iglesia cartagenera andén procesionista por excelencia, mientras ambos contemplábamos la barnizada piel de las brillantes imágenes, como si una fina lluvia hubiese vertido sus lágrimas sobre ellas. “Sin nosotros no habría Semana Santa”.

La Medusa en su conversación ha deducido que el portapasos ha supuesto siempre para la Semana Santa de Cartagena un elemento indispensable. ¡Ese vaivén inolvidable de Jesús de los pescadores, caminando más que pasando a hombros de los portapasos!

Me ha hecho recordar, de mis juveniles años, el balanceo, el “baile”, vanagloriándose con orgullo, de San Pedro, de los San Juanes, de las Vírgenes mecidas sobre la carne viva, sobre el estremecido músculo tirante.

El portapasos, con su esfuerzo impresionante, al que él se entrega alegremente, mitad por unos cuantos dinerillos, mitad por el gozo deportivo por vencer los kilos que se le vienen encima, es una noble porción de la Semana Santa de Cartagena. 

Sería importante, muy importante, lo deseo, que el portapasos no pasase, en el acervo procesional cartagenero, a la categoría de nostalgia.


Fotos de Abel F. Ros, texto La Medusa Paca. Copyright © 

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