Paseo entre mimosas y jacintos
Paseo entre mimosas y jacintos
vuelan flores doradas
y
mariposas. (PRJP)
Ha transcurrido todo el mes de enero y lo que febrero ha recorrido sin que caiga una gota de agua. Nada comparado a lo que contaba Luis Buñuel en Mi último suspiro. Y yo intentando llegar a la primavera sano y salvo.
A veces echo de menos los inviernos
de antes. Esos en los que no paraba de llover y hasta nevar y helar y sólo
podías estar en casa mirando cómo caía la nevada y contemplando los churros de
madrugada al calor del hogar.
Esta mañana me quedé mirando las
primeras prímulas silvestres florecidas.
Me las regalaron hace veinte y dos
años, y siguen floreciendo, incluso podrían cubrir los caminos por donde la primavera,
con pasos de semilla, desde que vinieron de la umbría del monte, avanzan.
También los narcisos que me traje en un gran saco de la finca de mi amigo han empezado a espigar bajo las guindaleras. En este caso no son flores silvestres, pero se han vuelto ya cimarronas y salen con la inocencia de la Naturaleza a la intemperie de febrero, con sus flores amarillas como el sol; y en los bancales, las especies silvestres, como el junquillo, que es el más discreto y hermoso de todos.
Su forma de moverse me fascina, como si saludaran al viento cuando pasa. También
los narcisos que me trajo mi amiga Josefa, adornando un gran canastillo, han
empezado a espigar bajo los limoneros. En este caso no son flores silvestres,
pero se han vuelto ya cimarronas, y salen con la inocencia de la Naturaleza, a
la intemperie de febrero, con sus flores amarillas como el sol; y en los
terraplenes, las especies silvestres como el junquillo, que es el más discreto
y hermoso de todos. Ya de nuevo en el paseo, pasé por bosques amarillos, de la
cantidad de mimosas en flor que tenían, trozos de sol en el paisaje.
En mi
caminar, vi también magnolias florecidas que asomaban desde los jardines de las
casas, y camelias alfombrando de pétalos sus sombras y, en los ribazos y
acirates, unas varitas que tienen unas flores rojas que no sé cómo se llaman,
pero sí cuánto alegran estos días de invierno, llenos de sol que estamos
teniendo.
Su forma de moverse me fascina, como si saludaran al viento cuando pasa.
Vale.
Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©
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