Soledad
Qué
hermoso día aquel
cuando
nos echamos al mar
y
el vendaval
nos
embriagó
con
fuerza y con sal.
la brisa que respiro,
aquí en el mar,
es tu corazón paloma,
allí en tierras riojanas,
el que arrulla mis sueños.
Y a tus ojos me asomo
cada día
para beber la fuerza
que sostiene
mi canto.
PRJP. N.º 25. Un diez de mayo y a la sombra de un
jinjolero.
Texto y fotografías La Medusa. Copyright ©.
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