La puerta
Tierras de Ambasaguas
La
puerta
¡El
gato que runfla! ¡la puerta que cruje!
la gotera glo-glo-glo!
¡solos en la casa! a la puerta ruge
la bestia abortada cuando nací yo. (Rosa de pecado: Ramón María del Valle Inclán)
la gotera glo-glo-glo!
¡solos en la casa! a la puerta ruge
la bestia abortada cuando nací yo. (Rosa de pecado: Ramón María del Valle Inclán)
Me
acerco desde la calle pisando las últimas hojas que han caído con el viento y
con una lluvia tibia como una taza de vino caliente y azúcar quemada para el catarro.
El día está desapacible y, sin embargo,
no apetece llegar a casa; esta lluvia y este viento tan cálido a mí me abrigan,
me hacen recordar que los turrones de las peonías están ya emergiendo de la
tierra, que queda poco para que el alimoche, ese buitre que parece un gallo y
que tiene un negro puro y un blanco sucio en el plumaje por lo que recuerda a
la cigüeña, llegue desde África con los vientos del sureste a esperar el parto
de alguna oveja para alimentarse de la placenta, aunque siempre se le adelanta
la urraca, y luego el grajo, ese que en los días fríos vuela bajo. Bajo esta
lluvia que aquí resbala por las aceras, empiezan a florecer en el monte los
sauces blancos y en las iglesias de los pueblos vaciados los tejos. Días de
invierno en los que parece que, por el sureste, alguien se hubiera dejado una
puerta abierta.
Tierras de Ambasaguas
Texto
y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©
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