sábado, 21 de diciembre de 2013 in

El Icue y…las uvas de la serenidad




El Icue y…las uvas de la serenidad
“Hay que ganar en Écija sí o sí para poder irnos con la cabeza alta”. (Luis García Tevenet, entrenador del FC Cartagena)

Sostiene mi querido Icue que el articulista no debe titular sus artículos con títulos de películas o comedias famosas. Tiene toda la razón, porque eso es un recurso fácil, aunque se practica continuamente. Lo que pasa es que la Nochebuena y las uvas de Nochevieja, en las villas-lugares de nuestros jugadores, ya no serán literalmente las uvas de la ira como tituló John Steinbeck, nóbel norteamericano, su novela que sirvió a John Ford, 1940, dirigir esa hermosa película protagonizada por Henry Fonda. Las campanadas, después de lo de esta tarde serán las campanas de la serenidad aunque duren, o precisamente por eso exactamente el mismo tiempo que otros años, lo cual pondrá pacífico al gentío. Me preguntas, Icue, si en casa tenemos uvas. Sí, las tenemos contadas, como contados uno tras otro han ido cayendo los goles de Fernando, 2, y Menudo, así hasta esos tres como queriendo ventilar el partido pronto, con rapidez y colocar esos tres goles como adorno del árbol de Navidad y ofrecerlos como regalos a esta afición que está empalmada a la ilusión. Pero ni hubo pronta ventilación ni rapidez aunque si llegaron los dos de Fernando después que el FC Cartagena se despertase del tostón de partido y se adaptase a esa ciénaga que, según contó Juan Pedro Hurtado, era el terreno de juego del San Pablo y con 600-700 espectadores de un aforo de 6.000.

Parece que los cartageneristas se conformaron con la Fernando-dependencia y no hubo borrachera de goles para lo que pudo ser una tarde antológica, inolvidable antesala navideña que, después de lo del Nou Camp, deseábamos continuase generando asombro. El  3-1 del FC Cartagena establece un nuevo horizonte en el fútbol cartagenero. Ahora solo hay que pensar en descansar y comenzar a desprenderse de los complejos, ganar la autoestima y olvidarse de la negatividad pasada. Corren otros vientos, aunque sean heladores.
El equipo de Luis Tevenet afrontaba el último partido antes del descanso navideño y necesitaba vencer. Lo hizo sin majestuosidad, esto es lo propio de la 2ª B, pero el resultado ha sido suficiente para afianzarse en esos escalones que lo aúpen al primer puesto del campeonato. ¿Un milagro? No, una realidad. Una proeza no apta para ilusos. El partido tuvo que esperar 39 minutos hasta que el FC Cartagena abrió la puerta de Sanz. Costó, pero cinco minutos después, de nuevo Fernando, daba el segundo zarpazo ayudado asistencialmente por Antoñito y ahí acabó no sólo el primer tiempo, sino el partido para el FC Cartagena. Casi todo el segundo tiempo fue del Ecija que despertó, y con ese tesón de patadón y eso que llaman fútbol directo, se acercaba hasta el área de Limones hasta que llegó su primer gol, minuto 77, por obra de Iván Moya  y así, de nuevo tocaba sufrir y las dos fernandinas se nos ahogaban hasta que apareció Menudo, cuando ya casi se oía el sonido del final del partido.

El Icue deseaba, después del juego desplegado en Barcelona, que el segundo periodo fuese un carrusel de goles. Pero no, la emoción y el nerviosismo alcanzó límites insospechados y cuanto más se acercaba el final más nervioso nos poníamos todos, ellos y la afición que estaba detrás de esa Onda Regional, nadie perdió la fe y al final el partido terminó, los vestuarios se abrieron y todos marcharon a descansar en esos nueve días que el míster les concedió. 

Y todo esto, poco o mucho, sin fútbol o con fútbol y sí con enorme emoción, ocurrió en esa ciudad que la llaman la sartén de Andalucía, también la ciudad de las torres barrocas. Aunque, si nos atenemos a las enseñanzas del Diablo Cojuelo al estudiante Cleofás, es “la más fértil población de Andalucía, que tiene aquel sol por armas a la entrada de ese hermoso puente, cuyos ojos rasgados lloran a Genil, caudaloso río que tiene su solar en Sierra Nevada”.  Estas denominaciones al Icue le da igual pero le gusta, para hacer justicia,  recordarla como localidad de semblanzas literarias, de primaveras benditas y veranos infernales en la que se vislumbran viejos esplendores de la Bética romana, de la tramoya del Siglo de Oro español y del Renacimiento andaluz. Tu y yo, querido Icue, siempre la recordaremos con su plaza, la más insigne de Andalucía, según descripción que Luis Vélez de Guevara relató en esa ingeniosa sátira de la sociedad española del XVII que es El Diablo Cojuelo.  

No va más, ¡qué bendición!, no ha sido un partido memorable, tampoco una mascarada ni una comedia de mal gusto, aunque sí tuvo apuntes de ser una incipiente ofensa al fútbol. No pasa nada, ya estamos en Navidad, ya todo son felicitaciones, reciban también las del Icue, ya que no nos leerán, futbolísticamente hablando, hasta los primeros días del nuevo enero que viene cargado de excelentes sorpresas. ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. desde un “Rincón para Doce”. Dies 12/21: ante diem duodecimum Kalendas Ianuarias. Nº 314.

Texto La Medusa Paca. Fotos http://qapta.es/. Copyright ©

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