Agua de Primavera
Agua de Primavera
Acabo de verla: impetuosa,
desbordante, impaciente, presurosa.
Agua hermosa. Agua limpia, y clara, útil y casta.
Agua hermosa. Agua limpia, y clara, útil y casta.
Hermana agua.
Agua descalza y franciscana, natural y purísima.
Hermana agua.
Agua descalza y franciscana, natural y purísima.
Hermana agua.
Agua llovida sobre los
hayedos y pastizales, sobre las torcas y simas de la sierra. Se filtra
luego por los intersticios de los estratos calizos hasta el inmenso impluvium subterráneo, y escapa al
fin por esta resbaladiza quebrada de la vertiente sur de la sierra, del
Puerto de Piqueras, entre líquenes, musgos, hayas, arces, tilos, robles,
yedras, fresnos, mimbreras…, que no la dejan sola hasta que se deja seducir, ya
muy cerrera y corrida, por el río Iregua, a los pies del Ebro, cerca de la Vareia
romana.
Hermana agua, que has dado y das de beber y de soñar a hombres, animales y plantas. Y vuelves otra vez, por evapotranspiración, a la hermandad natural de la nube, de la nieve y de la lluvia.
Las
claras fuentes y corrientes ríos, en magnífica abundancia, sabrosas y transparentes aguas les
ofrecían. En las quiebras de las peñas
y en lo hueco de los árboles formaban
su república las solícitas y discretas
abejas, ofreciendo a cualquiera wmano,
sin interés alguno, la fértil cosecha de
su dulcísimo trabajo. (Miguel de Cervantes. Don
Quijote de la Mancha, Cap. XI)
Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©
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