sábado, 9 de noviembre de 2013 in

El Icue y…sofocón en La Alcarria





El Icue y…sofocón en La Alcarria

«Los meleros ambulantes son casi todos de Peñalver y, como los afiladores de Nogueira de Ramuín, en Orense, se sienten capaces de llegar al fin del mundo sin dar demasiada importancia al suceso. Santos del Castillo vendía miel en Madrid y en media España antes y después de la guerra». (C.J.Cela, “Nuevo viaje a la Alcarria”)

Está claro que el sofocón, disgusto, pesadumbre e inquietud interior que aunque al principio fue para la muchachada cartagenera, posteriormente ha sido para los alcarreños del Pedro Escartín, para esos meleros de campo ahora entristecidos porque el enjambre también está apesadumbrado y hasta melancólico. En mi pueblo, cuando los hombres tienen sofoco, miran al cielo más que a la tierra, porque aunque a ésta la mimen, la surquen, la levanten, la peinen, la ariquen y la escarden, en definitiva lo que haya de venir vendrá del cielo. Lo que ocurre es que los hombres de mi pueblo, como estos futbolistas cartageneros, afanan para que un buen orden en los elementos atmosféricos no les coja un día desprevenidos; es decir, por un por si acaso.


Y esto es lo que le ha pasado en el día de hoy al Guadalajara que, por razones burocráticas o de las otras, ha tenido que enfrentarse a nuestro Cartagena y no al equipo vecino de la huerta que era lo que tocaba a finales de junio. Los de Carlos Pérez Salvachúa, hoy han sido unos jugadores melancólicos, apesadumbrados y hasta profundamente entristecidos, mientras que los de Tevenet han estado ilusionados y hasta muy animosos.

Efectivamente, querido Icue, esos son los adjetivos que definen este empate  que tiene sabor y dulzor a miel y que no ha sido vendido por ese Santos del Castillo que Camilo José cita en su Nueva Alcarria. Este empate de néctar melera lo han fabricado dos laboriosos obreros que laboran en esa perfecta organizada colmena que es la del vestuario del Cartagonova y que comanda ese “rey” sevillano de nombre Tevenet. Y en este equipo, ¡Icue cántalo a los cuatro vientos y fuerte!, no hay holgazanes, es por eso como nos va.

Fotografía capturada de Twitter

Entre suspiros y sofocos salió el FC Cartagena al Pedro Escartín de Guadalajara, donde ha empatado y todos sabemos cómo. Los de La Alcarria sumaron un punto entre angustias y tiritonas, con ese gol marcado por Quique sin saber si fue en el segundo 11, 12, 13 y/o 14...Y entonces todo pensamos, entre sudores e inquietudes, que este nuestro FC Cartagena volvía de nuevo a la involución como contra aquellos equipos que casi nos marcaban sin comenzar el partido. 

No fue para menos, porque si alguien jugó para ganar, con una convicción formidable fueron los de la Ciudad Portuaria. No digo que asediaran al Guadalajara hasta borrarle del césped, no, pero sí escribo que tuvieron tantos arrestos que por momentos parecía era un equipo que hasta podía suicidarse en algún contragolpe alcarreño y eso, querido Icue, hubiera sido una crueldad intolerable de este bendito juego. Por el otro perfil,  Fernando se torció la rodilla y pasó un tiempo largo batiéndose el cobre. El pundonor del sevillano de Pilas fue importante hasta que forzó su retirada del terreno de juego. 


El jueves pasado me acerqué hasta Cala Cortina y allí encontré a cuatro futbolistas, cuatro, de los pies a la cabeza. Estos no eran otros que Antoñito, ¡qué dicharachero y qué mirada tan limpia! DeLerma, serio él, observador él, sensato él; Fede, sonrisa a flor  de piel y la misma generosidad que tiene para meter gol la tuvo con el Icue hasta intercambiar una participación de la ONCE y Megías, ese jugador generoso, ambicioso para derrochar esfuerzo a la hora de jugar al fútbol. Allí me los encontré, hablé con ellos y si hubiese sido niño y hubiese coleccionado sus cromos esos cuatro futbolistas me hubiesen parecido hombres-futbolistas mayores. Aquella imagen del cromo aquella mañana se convirtió de repente en una categoría platónica.  Pero el Icue, que está  a punto de cumplir sesenta y siete años, se dio cuenta de que los futbolistas eran unos chavales, sobre todo al tenerlos de frente y vestidos de paisano. Cuando los vi de frente y delante mía tuve la primera señal de que me estoy haciendo mayor.

Según Platón, aprender consiste en recordar. Entonces aquellos cromos envolvieron a los héroes con el perfume de flor que liban esas encantadoras y laboriosas abejas. Solo que los héroes, después del sofocón, hoy se quedaron a medio aroma. ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. desde un “Rincón para Doce”. Dies 11/9: ante diem quintum Idus Novembres. Nº 306.


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