domingo, 17 de noviembre de 2013 in

El Icue y…cuando Fede aparece






 El Icue y…cuando Fede aparece

“Amigo mío, todas las doctrinas son grises, solamente está lozano el árbol dorado de la vida”. (Fausto)

Ya es pleno otoño. Noviembre, querido Icue, ya se ha puesto la chaqueta, y el Cartagonova, sin ser un iglú, ha ido entrando en calor a medida que avanzaba el partido. Aunque hayamos entrado en horas y tiempos invernales, y viendo a este equipo cartagenero, no deben asustarnos los cielos de invierno ni las tardes desportilladas. No, este equipo, este Cartagena nuestro y suyo está cobijado por esa Antoniana Alameda que es arteria de alegrías y sollozos futboleros cartageneristas y cartageneros y es que esta tarde ha vuelto a relucir. Le han colocado un farol de luminaria y el equipo de La Roda se ha marchado alumbrado hasta esos sus campos manchegos a esperar el disfrute de la plenitud de los colores otoñales de sus inmensos viñedos. Y el liderato ya está aquí. Ha venido con cierto retraso, como la cosecha, pero ya podemos perdernos por los campos para volver a aplaudir un año más a la naturaleza.

Acabó el primer tiempo y el articulista no sabía, querido Icue, si el FC Cartagena no quería jugar el partido o esperaba, como suele, alcanzar con dos contragolpes para descomponer al rival, y es que a los de Tevenet sólo le interesa la pelota cuando la ve reposar en la red contraria. Y ahí nada más comenzar el segundo tiempo, minuto 52,  apareció Fede, con una genialidad, hizo el 1-0 para el conjunto cartagenero.  Fede, aunque llevaba unos partidos sin marcar, tiene pase y gancho para definir, y hasta licencia para soñar lo que vale un imperio. Pero ¡cuidado! Lo que pudo ser una goleada, si Fernando  y Mejías no hubiesen estado fallones, pasó a ser preocupación cuando el cartagenero y ex cartagenerista Arturo, minuto 85, estrelló el balón contra el palo derecho de la portería de Limones. No voy a ser yo el que califique a los manchegos por ésta su única acción con elegantes adjetivos dulcificados de piropo como si fuesen “miguelitos”, no, pero este equipo va sobrado de obstinación y tozudez, además de voluntad y sueños. 

Octavo partido, noveno si contamos el de  Tudela, lleva nuestro, suyo Cartagena sin conocer la derrota. Tres puntos más y ya son 22. Una jornada menos y que pase el siguiente, que será el próximo domingo a las doce horas contra los de Cáceres. Tras semanas, ocho semanas sin experimentos, Luis García Tevenet ha dado con la combinación ideal en la defensa, centro del campo cada vez más sobresaliente en la figura de Marcos Rodríguez y manteniendo a Antoñito, Megías y las dos F: Fernando y Fede en la punta del triángulo. Y, esperando con hambre para ayudar a que el equipo crezca, a DeLerma, Menudo y Riau.  Su crecimiento en el equipo tiene un perjudicado directo, habitual ahora en el banquillo,  Diego Segura, que cada vez que sale a calentar, y como se le quiere, recibe el cariño de la grada. 


Hay tardes, hoy ha sido una de ellas, donde Antoñito rompe a galopar por el césped. Entonces hasta parece más alto y más fuerte, más ancho también. Se pega el balón al pie y sus compañeros, sobre todo los del triángulo, comienzan a sonreír. Fluye el fútbol a través de las botas del de Herrera y hasta todo lo que hace se convierte en medicina revitalizadora. Asiste, conduce y dispara, sin olvidar el regate.
Aunque ya sea otoño no todo es tristura, por encima de la pesadumbre relucen todas las hojas de la otoñada en los vetustos árboles. En la ciudad y en las afueras, plátanos de sombra, álamos, pinos, cerezos, tejos, cedros y tilos nos recuerdan a la otra F, la de Fausto cuando susurra: “Amigo mío, todas las doctrinas son grises, solamente está lozano el árbol dorado de la vida” ¡Ay, ay, ay!

Pedro-Roberto J.P. desde un “Rincón para Doce”. Dies 11/17: ante diem quintum decimum Kalendas Decembres. Nº 307.


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