martes, 11 de diciembre de 2018 in

Mis nubes




Mis nubes







Aldea san Antón


“Hoy, a mitad de diciembre

soñé la nieve caer

ya muy cerca de mi casa,

y no escondió la cancela

gozosa de castañuela”.



¡Dejémosla caer!” (P. R. Jiménez)



Esta mañana escribo tras los cristales, hay boira, hay niebla, hay nubes bajas y hay frío, hace frío y el cuerpo no está habituado, tan de repente, a esto.
¿De dónde, ligeras, pesadas, blancas, grises, pasajeras del cielo, amantes del viento, vosotras nubes? ¿Qué sería de los cielos sin vosotras a quienes desgarran las montañas y a quienes tan dulcemente se entregan lomas y cerros? Cuando va vuestra sombra sobre los llanos, cuando se pliega sobre los barrancos, cuando parte en claros oscuros los trigos, cuando bajáis tremendas, o graciosas subís, subís, vosotras nubes, nostalgia de la tierra, ligeras desterradas, apresuradas amantes, cuyo besar nunca es largo, cuyo destino es tan human o que está pendiente del primer viento.
Ya están aquí las nubes, dicen los labradores, murmuran los rabadanes pastores y ya gozan los zagales. Y su enorme presencia muda, llenando el cielo, añadiendo no sé qué misterio a la vida. Ya están aquí las nubes.
Es un ligero humo blanco primero, tenue, casi invisible, un algodoncillo sobre la sierra que se confunde con la nieve, y luego unas manos inmensas que van palpando el azul, estrujándolo, ciñéndolo, abriéndolo en grandes lagunas por donde se escapan los ojos.
Ya están aquí las nubes.
Y las nubes, como los enamorados, se hacen huidizas con el deseo e impertinentes con la abundancia. Pero su presencia llena como su nombre, como su fecundidad.
Ya están ahí las nubes y hay frío. Y es que es diciembre y éste galopa cuesta abajo llevando al año directo a la meta. Ha llovido, florecido, oreado y ahora ya están ahí los primeros hielos y se anuncian las nevadas…blancas, suaves, frías, blandas. El campo y la vida van uncidos como unos delantales y un cuchillo de remate, como un bocado vaquero y unas espuelas, como un ciclón y una calma perpetua después. Avanza diciembre altivo, odiado y aplaudido por todos.
Miro la Sierra, al fondo Laturce y Moncalvillo. Lucen hermosos vestidos de invierno con su abrigo blanco de nieblas y escarchas…Y cuanto más fría la encuentro, más cálido siento su abrazo. Feliz diciembre.
Ya están ahí las nubes, hay frío y se anuncian las grandes nevadas. ¡Tranquilos! Estamos preparados. Vale. 

“Copos vuelan y hace frío,

trayéndonos vino y pan

el fuego con tronco está

y mondongo de matanza.

¿Y eras tú la que decías

 dale fuego al chaparral?



¡Dejémosla llegar!” (P. R. Jiménez)



Villamediana de Iregua



Fotografías y texto de La Medusa Paca. Copyright.

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