Mis nubes
Mis nubes
Aldea san Antón
“Hoy, a mitad de diciembre
soñé la nieve caer
ya muy cerca de mi casa,
y no escondió la cancela
gozosa de castañuela”.
¡Dejémosla caer!” (P. R. Jiménez)
Esta mañana escribo tras los cristales, hay boira, hay niebla, hay nubes
bajas y hay frío, hace frío y el cuerpo no está habituado, tan de repente, a
esto.
¿De dónde, ligeras, pesadas, blancas, grises, pasajeras del cielo, amantes
del viento, vosotras nubes? ¿Qué sería de los cielos sin vosotras a quienes
desgarran las montañas y a quienes tan dulcemente se entregan lomas y cerros?
Cuando va vuestra sombra sobre los llanos, cuando se pliega sobre los
barrancos, cuando parte en claros oscuros los trigos, cuando bajáis tremendas,
o graciosas subís, subís, vosotras nubes, nostalgia de la tierra, ligeras
desterradas, apresuradas amantes, cuyo besar nunca es largo, cuyo destino es
tan human o que está pendiente del primer viento.
Ya están aquí las nubes, dicen los labradores, murmuran los rabadanes pastores
y ya gozan los zagales. Y su enorme presencia muda, llenando el cielo, añadiendo
no sé qué misterio a la vida. Ya están aquí las nubes.
Es un ligero humo blanco primero, tenue, casi invisible, un algodoncillo
sobre la sierra que se confunde con la nieve, y luego unas manos inmensas que
van palpando el azul, estrujándolo, ciñéndolo, abriéndolo en grandes lagunas
por donde se escapan los ojos.
Ya están aquí las nubes.
Y las nubes, como los enamorados, se hacen huidizas con el deseo e
impertinentes con la abundancia. Pero su presencia llena como su nombre, como
su fecundidad.
Ya están ahí las nubes y hay frío. Y es que es diciembre y éste galopa cuesta abajo llevando al año directo a la meta.
Ha llovido, florecido, oreado y ahora ya están ahí los primeros hielos y se
anuncian las nevadas…blancas, suaves, frías, blandas. El campo y la vida van uncidos
como unos delantales y un cuchillo de remate, como un bocado vaquero y unas
espuelas, como un ciclón y una calma perpetua después. Avanza diciembre altivo,
odiado y aplaudido por todos.
Miro la Sierra, al fondo
Laturce y Moncalvillo. Lucen hermosos vestidos de invierno con su abrigo blanco
de nieblas y escarchas…Y cuanto más fría la encuentro, más cálido siento su
abrazo. Feliz diciembre.
Ya están ahí las nubes, hay
frío y se anuncian las grandes nevadas. ¡Tranquilos! Estamos preparados. Vale.
“Copos vuelan y hace frío,
trayéndonos vino y pan
el fuego con tronco está
y mondongo de matanza.
¿Y eras tú la que decías
dale fuego al chaparral?
¡Dejémosla llegar!” (P. R. Jiménez)
Villamediana de Iregua
Fotografías y texto de La Medusa Paca. Copyright.
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