martes, 16 de mayo de 2023 in

Y mayo

 


 

 

Y mayo

Aquí está mayo,

seco y caliente

como solera de averno reciente,

que la vida va teniendo demasiado

de calvero y desierto sin fuentes.

 

¿Rogativas?

 

Por favor, no.

No salgas de la tierra,

pídele a mayo

que del abril de fuego

no sea tocayo.

 

Sí, eso lo sé; sé que si lloviera como tendría que llover, torrencialmente, aunque algunos cultivos y asomos de cosecha se malograran, la tierra agradecería el regalo y con ese premio gordo podría hacer planes, prepararse para multiplicarse, avisarles a todas las semillas y decirles que pueden proyectar lo que quieran. Y rebosarían los ríos, los pantanos, los arroyos, torrenteras y ramblas serían una serpenteante travesura por las laderas, correteando como chiquillos. Eso lo sé. Los beneficios de la lluvia los conozco de viejo, que desde niño vi la cara de satisfacción de los hombres, aquellos hombres arrugados como la tierra cuarteada de la sequía, cuando pasaban bajo los chaparrones. Sí, eso lo sé. Lo que no sé, ni quiero saber, no quiero ni pensarlo, es lo que pasaría si al tiempo le diera por mantenerse acartonado, por alargar esta locura de desierto, por no pintar nunca más nubes en el cielo, por no dejar pasar los vientos que siempre vinieron con la lluvia en las manos, en la cara. Ha pasado abril, y mira cómo ha pasado, quemando como aquellas calorinas de julio. Y ya está aquí, andando, mayo que viene en el mismo plan que abril.

Y mientras aquí quedo porque vengo de aquellas celebraciones al aire libre cuando mayo asomaba espigas granadas y el campo sin cultivar era una locura de flores todavía sin nombre, en aquella edad mía, tan distraído con los asombros, mientras la luz le daba pan de oro a las nubes de la tarde y aquellas muchachas, hijas de María, ensartaban flores en alambres a la sombra de los zaguanes, para ir a adornar los altares, “Venid y vamos todos / con flores a María…” de las Vírgenes locales, cuando la tarde andaba remolona, sin saber si quedarse a disfrutar el fresco que subía desde el barranco o venía de las Oranillas Vale.


Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©.

 

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