“Un
pájaro inaudito en la acequia
canta, y una infinidad —mis años—
evoca en la soledad…” (Pier Paolo Pasolini)
El pasado fin de semana, estuve esperando que lloviera. Se ha
hecho de rogar y, de pronto, la Dana tormentosa anunciada ha empezado a
descargar hoy lluvia, mientras los relámpagos, entre las nubes negras, dibujan
fugaces raíces de árboles celestiales. Está lloviendo como si nunca hubiese
llovido. No hace falta que imagine el olor de la tierra mojada, ¡qué gran
olor!, lo disfruto y celebro cómo los espartales, campos de alcachofas,
lechugas, melonares y sandias, limoneros y naranjales que parecen levantarse de
alegría. Ha vuelto la lluvia y aunque en algunos costados del Campo de
Cartagena está haciendo daño y malogrando cosechas con perdigonadas de granizo
en algunos lugares, todo es festivo en la inmensidad agraria y en todas partes.
La lluvia ha vuelto, ¿después de cuánto tiempo?, como alguien querido y lejano
que, sin avisar, un día, cuando ya el recuerdo va atenuándose camino del
olvido, aporrea la puerta y contesta con su voz, que reconocemos
inmediatamente. Pero al par de la alegría, he sentido miedo de pensar que con
la lluvia pueda ocurrir un día como con la nevada, que sea algo tan extraño,
que siempre me recuerde a la última y lejana vez de la lluvia. Aunque conozco
por Borges que la lluvia siempre sucede en el pasado. Vale.
Aguacero
El cielo dijo sí.
Mis limoneros
se emocionaron.
La tierra de mi huerta
respiró feliz,
hermosa.
¡Por fin
llega la lluvia!
Torrentosa,
tempestuosa,
engalanada
y empavesada
de trueno y plata.
PRJP. N.º 36. En el alboreo del 23/05/2023 y en Santiago de La Ribera en la descarga de Dana.
Texto y
fotografías La Medusa Paca. Copyright
©.
Leave a Reply