martes, 23 de mayo de 2023 in

Aguacero

 


Un pájaro inaudito en la acequia

canta, y una infinidad —mis años—
evoca en la soledad…” (Pier Paolo Pasolini)

 El pasado fin de semana, estuve esperando que lloviera. Se ha hecho de rogar y, de pronto, la Dana tormentosa anunciada ha empezado a descargar hoy lluvia, mientras los relámpagos, entre las nubes negras, dibujan fugaces raíces de árboles celestiales. Está lloviendo como si nunca hubiese llovido. No hace falta que imagine el olor de la tierra mojada, ¡qué gran olor!, lo disfruto y celebro cómo los espartales, campos de alcachofas, lechugas, melonares y sandias, limoneros y naranjales que parecen levantarse de alegría. Ha vuelto la lluvia y aunque en algunos costados del Campo de Cartagena está haciendo daño y malogrando cosechas con perdigonadas de granizo en algunos lugares, todo es festivo en la inmensidad agraria y en todas partes. La lluvia ha vuelto, ¿después de cuánto tiempo?, como alguien querido y lejano que, sin avisar, un día, cuando ya el recuerdo va atenuándose camino del olvido, aporrea la puerta y contesta con su voz, que reconocemos inmediatamente. Pero al par de la alegría, he sentido miedo de pensar que con la lluvia pueda ocurrir un día como con la nevada, que sea algo tan extraño, que siempre me recuerde a la última y lejana vez de la lluvia. Aunque conozco por Borges que la lluvia siempre sucede en el pasado. Vale.

 Aguacero

 

El cielo dijo sí.

Mis limoneros

se emocionaron.

La tierra de mi huerta

respiró feliz,

hermosa.

¡Por fin

llega la lluvia!

Torrentosa,

tempestuosa,

engalanada

y empavesada

de trueno y plata.

PRJP. N.º 36. En el alboreo del 23/05/2023 y en Santiago de La Ribera en la descarga de Dana.

 

Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©.


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