“Quién me ha robado el mes de abril”

cantó el juglar

 y yo por suerte, en este caso,

sí sé quién ha sido,

por eso la quiero aventar:

es la borrasca Ciril.

Y siguió el cantor:

“cómo pudo sucederme a mí.

Quién me ha robado el mes de abril

lo guardaba en el cajón

donde guardo el corazón”. (Joaquín Sabina)

Es primer fin de semana de abril y ha arrancado más frío de lo normal. Apareció la nortada, se presentó Ciril para revestir con su blanca mantilla los verdes campos que ya estaban comenzando a ser estampas riojanas multicolores.  

“Con hilo rojo/ La mujer de luto/ Bordaba rosas en la nieve.” escribió Menchu Gutiérrez hace muchos años en uno de sus cuadernos.

Cae la nieve, cae; las flores del jacinto, de los jacintos de mi nieta Eugenia se esconden a través de los cristales hacia la lluvia de luceros blancos. Ha llegado la nieve y la estábamos esperando para que cubriera la tierra, los tejados, las ramas de los árboles, recién brotados, y que siga nevando como cuando éramos niños y que no se vuelva atrás Y hace mucho frío, un frío afilado, cortante. Cuando esto sucedía en mi pueblo, yo recuerdo que el cierzo, que lo movía todo, era al andar por sus calles como un finísimo bisturí de hielo que nos marcaba nuestras tiernas mejillas. Y de repente el cierzo cesaba y el frío se esponjaba al cubrirse todo por una cortina de aguanieve que duraba solo unos instantes.

El atrevimiento de la nieve, cuando el invierno meteorológico ya pasó, ha sido para mí una operación mágica que, al contemplar las fotografías enviadas por mi hija, me ha permitido escribir estos seis haikus para recordar esos dardos de hielo que en mi niñez me herían y que hoy los he vuelto a ver como pétalos de seda fría que al caer sobre nosotros me han inspirado bendiciéndonos. Y ¡ojo! que un abril nivoso gestará un mayo florido y hermoso. Vale.

 Me dicen nevó.

Nubes grises, praderas blancas.

No me acostumbro.

Bajo la nieve,
todo es silencio,

los despechos pernoctan.

Cuando fui a desayunar,
el frío abrazó

mis sentimientos.

Cae la nieve
un jilguero perdido

cierra el invierno.

Ardor de nieve:
un resplandor de luces
al alba de hoy.

La nieve vuelve
a inundar con su luz.
al sol del día.

Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©