viernes, 22 de abril de 2022 in

¡Humilladero!

 


 


 




 Tras dos años perdidos, hoy 22 de abril vuelve a ser el día del Humilladero en Grávalos. A la gloria se va por el dolor y esta es la razón, y no otra, para seguir explicándolo cada abril cuando las flores de almendro revientan sus capullos y una vibración, casi centenaria, recorre las callejuelas de este pueblo de la Rioja Baja, y lo electriza y lo vuelve a convertir en campo multicolor.

La primavera vuelve a tomar Grávalos despertando una suave ondulación de deseos contenidos, decidido a tomarse el tiempo perdido. El trajín de gente en esta mañana demuestra que el 22 de abril ha vuelto y que, además de ser una tradición, es una necesidad. Dos años después nuestra Virgen del Humilladero ha vuelto a ver la luz y en su ermita ha vuelto a levantar nuestra fe. Ese es el mensaje. Grávalos siempre alza su esperanza y todos, los de allí, allá y acullá gritaremos, rezaremos y hasta derramaremos alguna lagrimilla pronunciando un ¡Arriba Humilladero, al cielo con ella! porque hasta:  el cuco canta/ bajo el viejo almendral/ de flores blancas.

 


¡Humilladero!

Si hoy yo estuviera allí

centenares de pétalos lanzaría,

de flores mil colores

sobre el trono de Ti

¡Virgen María!

 

Todos pretenden cantarte…

con la rosa

o con el llanto...

¡Humilladero!:

Ave que, errante, con tus alas

rasgaste el azul del cielo.

¡Humilladero!

 

Si hoy yo allí estuviera

cubriría la escena

con cestaños de pétalos llenos,

convirtiendo el paisaje

en una revoloteante

lluvia de colores,

de troceadas flores,

cayendo como nieve

sobre la Virgen Humillada

en canto de tu homenaje.

 

Con un beso te proclaman.

Te conquistan trecho a trecho.

Y viven al ritmo cálido

en que se pliega tu vuelo.

 

Si hoy yo allí estuviera

la petalada sería paletada

pasando por el Cantón,

hasta llegar al templo,

en tu estación de confesión.

 

Todos pretenden cantarte

porque cantarte es tenerte.

Yo, no.

Yo sólo pretendo

ser el viento

que se ahonda,

que se ensancha por tu pecho

 

Si yo hoy allí estuviera

habría en esta mañana

una inmensa petalada,

a puñados arrojada

con mi devoción mariana.

 

Serán pétalos de almendro

abatidos por el viento,

derretidos por el sol

de lírica primavera,

copiosa,

cómo nevada

y adornada de arrebol.

 

Porque tanto te he amado

sé que nada he perdido…

Tiempo.

Ternura.

Canto...

¡Todo cuanto os di

a corazón partido...!

¡Todo cuanto me resta

a corazón rodado...!

Lucha.

Esperanza.

Llanto...

 

¡Humilladero! 

PRJP. N.º 53. Un 22 de abril después de la maléfica pandemia

 

Texto y fotografía La Medusa Paca. Copyright ©


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