viernes, 21 de enero de 2022 in

El lenguaje del frío

 

 

Estos días de fuertes heladas recuerdo, y así cuento mi vivencia de niño rural, que antes, también hoy, en este mes y en las zonas rurales se vivía con el temor de la helada; esa muerte nocturna y segura que viene todos los años a hacer de las suyas. Trae poco y se lleva lo que puede, fundamentalmente pegujales, primera flor de ciruelos y almendreras. Hija de los cielos serenos y de las noches claras, invisible y extensa, deja su huella en los campos, blancos al amanecer, aterida la planta y encogido el fruto.

¡Buena ha caído esta noche!

Y el resuello humea en el aire. No hay quien se asome a la puerta. Les tiembla todo el mundo. La manda, sin duda, el hielo durísimo de las estrellas a besar la tierra, en unas nupcias tremendas, que detienen la vida, en medio del silencio de la noche. Su cuerpo de amante inmenso y mortal queda extendido en desolación y blancura sobre el campo.

¡La que va a caer!

Y el cielo está impasible, preparándose. Y a penas oscurecido, con las ultimas luces y las primeras estrellas, invisible, comenzará a caer la helada sobre la tierra inerme, sobre la plántula recién despuntada, sobre la flor que se adelantó y sobre las aves. Sobre el paisaje se cernirá un halo, un velo de niebla que hará fantásticas las perspectivas, tiernas las lejanías, intimo el campo.

Siempre, en este mes, se vive con el temor de las heladas. Es una muerte nocturna y segura que viene todos los años a hacer de las suyas. Trae poco y se lleva lo que puede. Y hasta tiene su lenguaje: el lenguaje del frío.

¡Buena ha caído esta noche! y ¡La que va a caer!


 El lenguaje del frío

 Enero, el mes podador,

llega a nuestro pesar

helador.

 

Morir de frío

entre el ser y el estar

puede ser que el invierno

 aún nos aflija

con mensajes cifrados en la estrella

geométrica del hielo.

 

Pero ya en la memoria,

 fiable de los árboles

apunta nuevamente

 la consigna

de otra primavera

 y eso basta.

 

Morir de frío

entre el ser y el estar,

morir antes de llegar

 a las cuatro esquinas del lenguaje

donde nada entra ni sale;

morir en la casa

en la que no hay esperanza

esperaré a la orilla

sentado sobre la silla blanca

a que el frío termine de cuajar.

 

Enero, el mes podador,

llega a nuestro pesar

helador.

 PRJP. N.º 7. En el día más frío, hasta ahora, del invierno del 2022


Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©


Leave a Reply

Con la tecnología de Blogger.

Seguidores