Mi recorrido otoñal
Mi recorrido otoñal
“El álamo se cubre
del óxido de octubre” (José Hierro)
Sin duda, esta tarde me doy cuenta de que los versos
más sencillos, directos y hermosos sobre el otoño son aquéllos dos que escribió
José Hierro y que componen el delicioso pareado heptasílabo que hoy encabeza.
El óxido es una sencilla imagen cotidiana que en el
pareado no significa solamente orín. Quiere decir, con el lenguaje rompedor de
su poesía: esplendor, resplandor y fulgor. El estallido de la vida en el otoño,
que imagino ahora mismo y lo presenciaré dentro de unos días desde la ventana
norte de mi casa, asaltando, uno a uno, a todos los árboles que levantan de luz
la grave montaña de Clavijo y Moncalvillo.
Si el poeta hubiera dicho que el álamo se oxida o que
vio un álamo oxidado, jamás hubiera entrado tal vulgaridad en la historia de la
literatura. Y es que el otoño natural nos parece tan bello, tan cumplido y
amable, porque sabemos que, tras las hojas, viene despidiéndose con los últimos
vientos, y el invierno pluvioso y nivoso, verdeará la primavera su nueva moda,
siempre clásica, y volverá cada árbol a ser un prodigio de elevación y de
vitalidad hasta que el óxido lo transfigure. No es fácil, en cambio, ver ese
fulgor en eso que llamamos, con un leve tono compasivo y triste, el otoño de la
vida.
¿A dónde iremos, estos próximos frescos días
de pleno otoño ¿al Aliseda del Oja; a los Sotos de Alfaro; al Carrascal
de Villarroya; al Encinar de Foncea; a los Picos de Urbión,
donde estuvimos en el último verano; o a Las Viniegras, por Montenegro de
Cameros? Cualquiera que sea nuestro destino en estas próximas semanas de
noviembre disfrutaremos del otoño pleno, que es un vergel y edén otoñado: con
sus arces de cien especies, sus castaños, sus plataneros, sus árboles de las
pagodas, sus tilos, sus cerezos, sus moreras, sus acacias de Constantinopla,
sus álamos, sus abedules…de un arboreto luminoso a otro arboretos más joven,
con sus arces reales por doquier que parecen pavos reales o aves del paraíso, de
bellos que están, Pero desde Villoslada de Cameros al cruce de la carretera que
nos llevará al puerto, todos los paisajes están espléndidamente otoñados: sobre
todo después del puerto que conduce a las Viniegras.
Con el gozoso amarillo limón de los tilos. Con todo el pentagrama de los
colores de los arces, del verdoso al carmín, del verde pradera al morado
pasión, y con ese ámbar-siena de los más habituales. Con el rosa verdecido de
los cerezos. Con el verde enrojecido de los serbales. Con el verde mojado de
las acacias. Y el verde húmedo y tenaz de los alisos. Con el verde cansado y
monumental de los plátanos hispánicos. Con el verde grave y rumoroso de los
pinos. Y el solemne y funeral de algún ciprés desperdigado. Con el verde ardido
de los robles. Con el verde recio y marrón de los castaños. Y el verde leve y
silvestre de los fresnos. Con el verde desleído de los chopos otoñales, de
cuyas ramas más altas vuelan como avecillas sus hojas, vueltas amarillas antes
de partir. Con los verdes ingenuos y persistentes de los álamos, verdi-blancos
y no verdi-amarillos. Con el verde alto y jubiloso de las hayas, que puede ser
ocre, naranja, siena, rubial y morado, al mismo tiempo…
Asomado a la montaña, observo el Urbión,
cansado de nieve, pelado de siglos. Poderosas plantas lo alzan altivo: árboles
sagrados de todos los ritos. Níveo de esperanza, tenaz, prolífico. Verdes de
hermosura volviéndose a oxido, estáticos, líricos. Verdes de fulgores,
ardientes, lumínicos. Verdes de misterio, litúrgicos, místicos…
“Ahora que el
otoño colorea y enrojece de fiesta
los pámpanos, los arces, los viburnos o las hayas,
y nos urge, intenso, a recorrer
las aldeas vecinas
o los bosques misteriosos de Aliseda del Oja;
los pámpanos, los arces, los viburnos o las hayas,
y nos urge, intenso, a recorrer
las aldeas vecinas
o los bosques misteriosos de Aliseda del Oja;
Encinar de Foncea;
Robledal de Manzanares;
Carrasquedo de
Grañón; Sierra de Cebollera...
que tantas veces, alegres y locuaz, recorrimos”.
que tantas veces, alegres y locuaz, recorrimos”.
Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©
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