lunes, 8 de octubre de 2018 in

A una reja derribada






A una reja derribada

Cuántos recuerdos y cuánta historia parecen tener esa posada, ya echada abajo, y la reja de esa ventana por donde pasaron tantas cosas lejanas que aún viven y vivirán para llenar la melancolía. Al menos nos quedan los recuerdos, aunque duelan, en la inmensa nostalgia por los tiempos idos. Todo es ya un rictus que llena de escombros la mirada y cuando vengan las primeras lluvias del otoño dejará en el aire un rumor de musgo y líquenes que, lentamente, se irán incrustando en el derrumbe de sus paredes y tejados y un lento olvido comenzará a morar en todas las viejas estancias.

¡Por favor, degustad humildemente este poema y hacedlo desde su primer verso hasta su nostálgico cierre! ¡Pestañead y leedlo, sí leedlo, como notas de un pasado, sí, de nuestro pasado que hace resonar al cielo y mojarse con tan solo una gota!

Abrir y cerrar los ojos,
abrir y cerrar recuerdos...,
nostalgia de lo que fuiste
y, aun así,
 seguirás siendo.

Te recuerdo,
como barrotes
de hospedaje derruido,
todo ausencia
y dolor del alma,
nostalgia de otros tiempos
que todo lo va arrastrando.

¡Ay!

Subsistes en mi recuerdo,
añoranza apresurada
con pasión de mi tristeza
de esos momentos amables
que la vida te ofreció.

¡Ay!

Fuiste ventana mágica
donde afloraba el amor
que besa la luna,
allá en la desierta calleja moruna,
soñando venturas,
testigo de tu trajín
que encierra misterios,
murmullos de besos,
palabra de amores,
promesas de citas
y encantos sin fin.

¡Ay!

Hoy me siento abandonado,
como tú,
ante tanto paso y tanto tiempo.
Ventana aun sin brillo,
todavía deslumbras,
rumor de suspiros,
hasta oxidada.

¡Ay!

Recuerdos, historias
detrás de esa reja
que fue desde siempre
miro con nostalgia
la vida pasar,
pasan los minutos, los días, los meses
y guardas silencio,
años que esperar.

¡Ay!

Fuiste,
no sé dónde paras,
esa obra maestra,
de hidalgos señores,
sirviendo como cancela
para espantar a la chusma,
cobijo de vagabundos,
silencio de los amantes
y de hambrientos mercaderes,
y hasta de niños errantes
juntándose a los tratantes.

¡Ay!

Y hoy, siendo barrote,
has quedado de sostén,
rumor de suspiros,
brillar de miradas
de muerte, de lluvia
y hasta del mañana.

¡Ay!


PRJP. N.º 17. Desde mi retiro del Mar Menor el día que me enteré de que habían derribado La Posada de mi pueblo; Grávalos. Septiembre de 2018.



Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©

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