jueves, 17 de mayo de 2018 in

Camino





Será una reunión de amigos, mejor de condiscípulos, a la que yo no asistiré. Pena y tristeza. La haréis en torno a una mesa, un pupitre, un altar, bajo una palmera, a la sombra de unos escasos naranjos que ayer adornaban una tahúlla de patio o en torno a esa Virgen Blanca de nuestros rezos, cuitas y campeonatos peleados. Hablaréis de aquellos nuestros secretos, frustraciones, amores, miserias y logros, con historias que hoy se entrecruzan y yo no asistiré. Intentaréis retratar a toda una generación mutante de jóvenes-hombres que ahora tienen setenta años y más y que han mutado mucho respecto a esa generación de pipiolos que fuimos en torno a la década de los años sesenta y yo no asistiré. Haréis grandes esfuerzos en el recuerdo y hasta sentiréis desconciertos y yo no asistiré. 

¿Pero qué más da, qué importa que yo no asista? Si soy el mismo chico venido del norte, criado a la orillita del Ebro y trasportado al borde del río Segura en el que comencé a hacer preguntas a mí mismo sobre las cosas menos positivas que conllevaban los cambios y donde intentaba entretenerme o que vosotros os divirtiéseis y todos nos emocionáramos. 

Y han pasado cincuenta y ocho años y yo, no sé si vosotros también, sigo echando de menos una mayor apuesta en la educación, por la lectura y mejor si es comprensiva, por creer en nuestra sociedad, en la actual y por todas esas cosas y valores en los que todos estamos pensando y si están fundamentados en el humanismo cristiano mejor. 


Y siguiendo en ese espíritu aquí, en mi blog, os dejo mi afecto con los primeros versos de mi camino. Vale:  

“Cuando sigas el camino que la vida te ha trazado,
no vuelvas los ojos al sendero recorrido,
mira adelante, adelante, con tesón de llegar lejos
que jamás vuelve la vida por el pasado camino”.

Camino

Cuando sigas el camino que la vida te ha trazado,
no vuelvas los ojos al sendero recorrido,
mira adelante, adelante, con tesón de llegar lejos
que jamás vuelve la vida por el pasado camino.

Si los años que han pasado eran mejor que el presente,
sus recuerdos serán hieles y dolores y martirios…
El pretérito evocado tiene recuerdos de muerte
amargo dolor, dolor que es un bien dejar tranquilo.

Si amaste y amor se fue, déjalo, no le persigas,
busca otra dicha que vuelva a tener tibiez de nido;
prende tu beso, tu caricia en su caricia
y mira para el futuro con anhelos de cariño…

Si el niño ha llegado a hombre y el hombre ha pasado a viejo,
tiene el viejo sus placeres, sus ternuras y sus mimos,
disfruta la dicha esa que de la carne se aleja
y comprende que es un don que el cielo te ha concedido.

Cuando camines la senda que el destino te ha trazado,
no vuelvas nunca los ojos por lo que ya has recorrido,
mira adelante, adelante, con tesón de llegar lejos
que más allá de la vida también quedará camino.

PRJP. N.º 13. 17 de mayo, a unos días de una reunión de condiscípulos a la que yo no asistiré.

Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©

Leave a Reply

Con la tecnología de Blogger.

Seguidores