miércoles, 25 de enero de 2017 in

Las letras del ayer con el abuelo





Las letras del ayer con el abuelo

“Las letras son siempre producto de zapadas, de improvisaciones. Lo que importa es el ritmo. Cuando al final escucho a la letra que quedó armada digo: La puta madre, sin darme cuenta conté toda una historia”. (Luca Prodan)
 
Hoy, como si fuese ayer, me gustaría volver a la vieja casa del Cantón, echar un rato, a poder ser un rato de la tarde o una tarde entera y recordar aquel vocabulario luminoso de mi pueblo rural que mi abuelo Arcadio me enseñaba y compartir, aunque sea con la soledad de la casa, esa vida que se va deshilando ignorada y perdida por el abandono. 

Me gustaría volver a ver arder las bardas o esas grandes y pesadas gavillas de sarmientos y oler el aroma de la támara perfumando las negras llares que colgaban de la pared en esa oscura, lúgubre, renegrida, humilde y cálida cocina encendida mientras la nieve caía sin prudencia fuera para tapar la historia de su tierra, al tiempo que la tía, la culta Teresa, esa mujer flaca y espigada, vestida y vivida de gris, marrón y negro me leía romances castellanos antiguos, mientras azuzaba el hogaril en el instante que las urguras silbaban retando a los fantasmas y el abuelo, somnoliento, cabeceaba sentado en esa silla baja junto al rincón.

Hoy, como si fuese ayer, me gustaría que el espigado y fibroso abuelo, ese castellano alto, seco y austero me sentara sobre sus rodillas y fuese capaz de alegrarme para que no me recreara en la tristeza. Fue él, a pesar de hablar muy poco, el que me enseñó a enamorarme de los paisajes castellanos de caza, páramos, dehesas, montes, huertos, abejeras y sierras y, también, de los refranes. Dicen fue socarrón y distante. No es cierto. Era culto, vividor de rentas agrícolas, con memoria, respetuoso cazador y lector empedernido, como si quisiera mezclar en la lectura su mirada en las sombras amadas de los suyos. Me gustaría volver a sentarme en sus rodillas junto a la cocina encendida para que, como cuando era niño, me iluminase con una luz cegadora de las lecturas clásicas. Y hete aquí que hoy lo he conseguido. Cosa que agradezco al abuelo y al Arcipreste de Hita. Vale.

LO QUE PUEDE EL DINERO

Hace mucho el dinero, mucho se le ha de amar;
Al torpe hace discreto, hombre de respetar,
hace correr al cojo al mudo le hace hablar;
el que no tiene manos bien lo quiere tomar.

También al hombre necio y rudo labrador
dineros le convierten en hidalgo doctor;
Cuanto más rico es uno, más grande es su valor,
quien no tiene dinero no es de sí señor.

Y si tienes dinero tendrás consolación,
placeres y alegrías y del Papa ración,
comprarás Paraíso, ganarás la salvación:
donde hay mucho dinero hay mucha bendición.

El crea los priores, los obispos, los abades,
arzobispos, doctores, patriarcas, potestades
a los clérigos necios da muchas dignidades,
de verdad hace mentiras, de mentiras hace verdades.

El hace muchos clérigos y mucho ordenados,
muchos monjes y monjas, religiosos sagrados,
el dinero les da por bien examinados,
a los pobres les dicen que no son ilustrados.

Yo he visto a muchos curas en sus predicaciones,
despreciar el dinero, también sus tentaciones,
pero, al fin, por dinero otorgan los perdones,
absuelven los ayunos y ofrecen oraciones.

Dicen frailes y clérigos que aman a Dios servir,
más si huelen que el rico está para morir,
y oyen que su dinero empieza a retiñir,
por quién ha de cogerlo empiezan a reñir.

En resumen lo digo, entiéndelo mejor,
el dinero es del mundo el gran agitador,
hace señor al siervo y siervo hace al señor,
toda cosa del siglo se hace por su amor.

Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©

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