No es vieja la Nochevieja
No es vieja la Nochevieja
La ola lleva
los reflejos del sol:
tarde de invierno.
No acaba nada esta noche,
ni es vieja la Nochevieja.
No empieza nada de nuevo,
ni es nuevo el año que empieza.
La ola lleva
los reflejos del sol:
tarde de invierno. (PRJP)
Un
amigo, que es a la vez tabernero, poeta y filósofo... que va pegando en las
páginas de su vida sus ideas, pequeñas sentencias sobre la vida y la ciudad y
que cuelga de las paredes de la taberna donde trabaja sus pensamientos y reflexiones
dignas de alguien que puede ser considerado un millonario contemporáneo porque,
como me dice, “vive para lo que le emociona”. Hoy, a la hora del
aperitivo, me ha lanzado lo que sigue delante de una copa de verdejo acompañada
de unas huevas de mújol y el aderezo de unas almendras marconas “Hoy es el epílogo
del prólogo de mañana, como cada año”. Y yo, especulando junto con él, y
siendo enemigo jurado de los matasuegras, las uvas, los tubos lanzaconfeti
y los brindis con champán barato, me he preguntado: ¿Noche vieja? Todas las noches
son viejas, tan viejas como el mundo. O muy nuevas, novísimas, sin estrenar.
Todo depende...
Ciertamente, amigo tabernero, ya hemos llegado al último día del año y esto nos conduce a pensar que el ciclo de vivir se desarrolla en consonancia con el ciclo de las frutas de temporada; con el tiempo de las mandarinas, naranjas y castañas; con el de las cerezas, fresas, melocotones, uvas, manzanas reineta, pasas, de los higos secos y de los orejones. Y de escarolas, cardo, berza y coliflor.
La vida, amigo cantinero, consiste en atravesar la naturaleza con sus ríos, mares y montañas, con sus lluvias y vientos, nieves, tormentas, cielos azules, brisas placenteras, catástrofes, cataclismos y soles radiantes. Y al final el cuerpo caerá del árbol como una fruta madura sobre un lecho de hojas amarillas. Siempre he pensado, y te animo que tú también lo hagas, que ser joven consiste en hacerse preguntas; y ahora, que ya soy abuelo, medito en qué consiste ser anciano y llego a la conclusión que ser viejo consiste en creer que se tienen ya casi todas las respuestas. La edad no cuenta. Ya que el tiempo está en poder de los relojes y calendarios que nos señalan que va a empezar el año 2026. Para un joven será un año más; para un viejo será un año menos, pero la vida es como el acordeón que puede tocar la misma bella melodía cuando el fuelle se expande y cuando se contrae. Vale.
Texto
y fotografías de La Medusa Paca. Copyright ©.


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