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martes, 27 de mayo de 2025 in

Templos de piedra

 




En su libro sobre Nueva York, Carmen Martín Gaite apuntaba para sí misma: “Tienes que acordarte siempre de que la única manera de empezar a ordenar el caos es: 1) encender la luz sobre él y 2) sentarse”.

Es por eso, por lo de ordenar el caos, por lo que existen artistas en el Mediterráneo carbonero que simulan algunas figuras, como flores o un indalo, el símbolo de Almería, bajado de la cueva los Letreros. Son las maneras de relajarse de las gentes de por aquí. Otras veces esculpen dibujos en la superficie de las rocas, como flores o animales. Y hasta construyen pájaros, ya ha rehechos varias veces, porque se los han quitado y como la gente solía llevárselos, “cada vez lo hago más feo a ver si lo dejan" dejó dicho.

Estos templos, - ¿esculturas? – que hemos contemplado en nuestro viaje mojacareño son la luz sobre el caos. Ahora toca sentarse y empezar a ordenar todo lo demás. Todo este enclave único, templo de esculturas, se encuentra en la playa del Algarrobico en Carboneras, a los pies de la Torre del Rayo; el ‘Torcal’ de Almería, detrás del cual se encuentra la mano de los artistas.

Templos de piedra

 Desde este cielo azul y despoblado

me asombró el perfecto

desorden ordenado
de guijarros que concurren junto al mar,
evocando a los indalos,

bajados de la cueva los Letreros,

tratando de encontrar el equilibrio,

imitando a los tótems,

dioses grandes, protectores,

mensajeros sagrados

de silueta humana con arco
rebullendo desde lo alto.

PRJP. N.º 74 de asueto por las playas de Nijar

 

Texto y fotografías de La Medusa Paca. Copyright ©.


miércoles, 14 de mayo de 2025 in

El Paseo de hoy

 

 


Hoy he paseado por el campo, ese campo que ahora se viste de charcos en cuanto caen dos gotas, y he contemplado sembrados, cultivos, parrales, olivares, naranjales y, también, limonares, y ahí en el limonar me he detenido para interrogarme. ¿Qué culpa tiene la hermosa paz del olivo, que está ahí clavado desde hace siglos y siglos, para que vengan voces, en otra lengua, además, a causarle insomnio? Aceite, aceitunas… Dos palabras totales que nos llenan la vida, una que nos chorrea sobre el pan de la mañana y otra que juega con nosotros en el platillo del aperitivo. Aceite y aceitunas. Y recuerdo, es natural, de aquello que cantaba Quilapayún: “La hierba de los caminos, / la pisan los caminantes. / La hierba de los caminos, / la pisan los caminantes…Qué culpa tiene el tomate / que está tranquilo en la mata…” Sí, y viene quien sabes tú que viene siempre y pasa lo que pasa. Vale.

 


El Paseo de hoy

 

Verde es el campo,

verde es el viento,

verde es el mar,

verde es mi sueño,

verde es mi llanto;

de verde multicolor

pinta mi campo.

Verde es la mañana,

verde es el canto,

verde es su manto,

verde es mi paso,

 verde es La Llana,

que llora lágrimas verdes

al compás de una murciana.

 

PRJP. N. ª 55. En primavera florida

 

Texto y fotografías de La Medusa Paca. Copyright ©.




martes, 6 de mayo de 2025 in

CAMPO ABIERTO, CAMPO DE MAYO

 


 




CAMPO ABIERTO, CAMPO DE MAYO

En el atril de mayo veo, ordenadamente colocados, los versos de Juan de la Cruz y de Juan Ramón, que el de Fontiveros y el de Moguer tenían mucho mayo en su fe y en su tinta. Y esos versos, perfectamente organizados, los leerá la voz de la luz, que preguntará y contestará a un tiempo. El campo que Dios ha sembrado no tiene igual. No hay quien compita con esta hipérbole de margaritas, malvas, jaramagos, amapolas, romero, lirios, jaras, hinojos, azahares

 “Buscando mis amores, / iré por esos montes y riberas; / ni cogeré las flores, / ni temeré las fieras, / y pasaré los fuertes y fronteras». La luz lee despacio. Lee y, a veces, de reojo, mira cuanto le rodea. Y pregunta: «¡Oh bosques y espesuras, / plantadas por la mano del Amado! / ¡Oh prado de verduras, / de flores esmaltado!, / decid si por vosotros ha pasado”.

Sí, habrá pasado. Si no, ¿cómo se explica el milagro, aquel que asombraba a otro genio –¿o debo escribir “jenio”?–, de Moguer, por más señas, cuando se asomaba por días así al campo y decía:

“Abril venía, / lleno todo de flores amarillas, / amarillo el arroyo, / amarillo el vallado, la colina, /el cementerio de los niños, / el huerto aquel donde el amor vivía…”.

Se asombraba, como Juan de la Cruz, como yo, como las nubes que viajan, como el aire que pasa, como los pájaros que todo lo ven desde allá arriba… “¡El día / era una gracia perfumada de oro, / en un dorado despertar de vida!. Los dos de la mano, Juan de la Cruz y Juan Ramón, describiendo el milagro de Dios. Si el de Fontiveros, “… Mil gracias derramando, / pasó por estos sotos con presura, / y, yéndolos mirando, / con sola su figura / vestidos los dejó de fermosura”. Si el de Moguer: Con la labor de la Mano y estas dos voces, el campo es un altar ante el que hay que arrodillarse. Miremos los sembrados y los campos espontáneos, los árboles, los ríos, las flores que cantan cosecha, los verdes únicos… “…Mi Amado, las montañas, / los valles solitarios nemorosos, / las ínsulas extrañas, / los ríos sonorosos, / el silbo de los aires amorosos…”.

 Campo abierto, de todos; campo feliz, campo rebosante, enamoradamente mío, mío, mío… En lecho de luz quiero quedarme “entre las azucenas olvidado…”. Vale.

 

Texto y fotografías de La Medusa Paca. Copyright ©.


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