miércoles, 5 de abril de 2023 in

Domingo de Ramos: estreno de primavera

 

Domingo de Ramos: estreno de primavera

 

 


 “Como es primavera y cabe
Toda aquí...Para que, libre
La majestad del sol, vibre
Celeste pero ya suave,
O para entrever la clave
De una eternidad afín,
El naranjo y el jazmín
Con el agua y con el muro
Funden lo vivo y lo puro:
Las salas de este jardín. (Jorge Guillen)

Ya se pasó el Domingo de Ramos y en el sureste, que es donde me encuentro, el Domingo de Ramos siempre estrena primavera. Este día significa para mí un revoltijo de recuerdos y vivencias de los años que disfruté de estudiante y sigo disfrutando, ahora ya jubiloso, en esta Región. Eso pregona el azahar que el viento mece desde los naranjos de la huerta alrededor de Garnacha. Eso anuncia el agua de las fuentes, como diminutos ríos hacia el cielo despejado, en sus piruetas cristalinas por las plazuelas. Y eso mismo proclama por cualquier calle, vereda o estancia un revuelo de túnicas, del color de la esmeralda, una algarabía de telas que evocan hojas de oscura morera aterciopelada. Y es que aquí en el Sureste, que es donde me encuentro, en Domingo de Ramos, siempre estrena primavera.

 Esta región murciana, donde me encuentro, tiene manos cuando llega la primavera. Manos para vestir guantes que acarician varas de mayordomo, para acariciar cruces de agrietada madera, para elevar estandartes bordados con sollozos de hilo de oro, para aferrarse a los pasos y sujetar los tronos como improvisada almohadilla cofradiera.

En la Región y por extensión en sus ciudades, que ya lo escribió Jorge Guillén, se respira la luz. Esa luminosidad, que rebrota inquieta en todas las cofradías desde cualquier rincón del campo y huerta, donde desde la mañana se extiende un rumor de palmas de calle en calle, como palmeras deconstruidas en caprichosas formas, retazos de horizonte huertano, verdes también de Esperanza. Y bullen las terrazas de gentes que burlan, bajos los naranjos en flor, el primer sol que ya prologa el verano.

 El Señor del campo

La ciudad se detiene un instante,

toda la rutina cesa,

cuando camina el Señor

que del campo ya se acerca.

¿Quién dice que nació en Belén

si es natural de esta tierra?

Atrás quedó su barraca,

de cruz de palo en la puerta,

cercada por vinagrillo

que bosteza en las acequias

y el jazminero que abraza

aquella quebrada higuera.

El Señor vuelve glorioso

a pasear las glorietas.

Y, por acabar pronto,

pues la borrica se inquieta,

baste añadir que el Sureste,

en este día de Ramos,

estrena la primavera.

 

PRJP. N.º 14. En Garnacha, pleno de luz porque quiso el cielo, y también quien quiera que sea el que regula los horarios, y dispone que los pueblos disfruten de una hora más de luz.

Texto La Medusa Paca. Copyright ©.

 

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