miércoles, 23 de noviembre de 2022 in

Días de lluvia, frío, fuego y castañas

 



Días de lluvia, frío, fuego y castañas

 

“¿Quién nos calentará la vida ahora
si se nos quedó corto
el abrigo de invierno?
¿Quién nos dará para comprar castañas?
Allí sale humo, corazón, no a todos
se les mojó la leña.”
(Claudio Rodríguez García)

 Aunque ha venido con retraso, ya es hora, porque hace frío, para desbullar castañas.

Hay quien también le llama “descocar” a este quitar la cáscara a las castañas asadas.

No existe nombre para su olor, ni para su calor en las manos, haciendo saltar las castañas, de una a otra palma, hasta que, quemada, se va enfriando y, al fin, la probamos, y vuelve hasta mi la infancia y los inviernos de antes.

Es como si el frío hubiera volado a otra parte, porque yo, y ya voy teniendo unos años, no recuerdo un noviembre tan cálido.

 Cuando escribo hace frío y está lloviendo, sí, pero llueve una lluvia monzónica, cálida, evanescente.

 Hace un momento, me pareció verla incluso volar, como una vaharada de gotas finísimas, sobre el telón de fondo de unas acacias y plátanos de indias, junto a unas bien inhiestas palmeras que empiezan a enseñar ya algún pigmento de otoño, pero pocos, porque las hojas, para enrojecer, como las manos y la nariz, necesitan que haga más frío. Aun así, he preparado la estufa para encenderla. Últimamente me parece que no hace otoño, como los de cuando era niño, si no la enciendo.

 Hoy, además, le he puesto al lado un sillón de orejas, tapizado con el lino que fuimos a buscar al Mirador, una pedanía de San Javier, lino de verdad, del de los campos florecidos en verano de azul, el lino que se hiló girando en las ruecas, al amor del sol o de la lumbre.

 Cuando apoyo la cabeza sobre esta tela tengo la misma impresión que si lo hiciera sobre un linar. Algo de verdad, sin mezclas, puro lino auténtico.

 No necesito más.

 Un sillón, un libro, una estufa y una tarde por pasar. Afirmo que, teniendo libros, leña y papel, puedo quedarme a vivir en una cabaña durante el invierno, con eso tengo casi de todo: el café, el libro, el frío, la leña y la estufa siempre encendida

 De ahí que esté esperando, me la han recomendado, la película “Las ocho montañas” que estoy deseando se proyecte en breve, para ir a verla, en los cines Dos mares de aquí en San Javier. Vale.

“Podrías esta noche aquí tendido
en blanda y verde hoja dar reposo
al cuerpo flaco, al ánimo afligido.
Y cenaremos bien, que estoy copioso
de maduras manzanas, de castañas
enjertas, y de queso muy sabroso.
Y ya las sombras caen de las montañas
más largas, y convidan al sosiego;
y ya de las aldeas y cabañas
despide por los techos humo el fuego.”

(Virgilio: Égloga I. Títiro y Melibeo; Traducción de Fray Luis de León).

 

Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©


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