Es Navidad
ES NAVIDAD
Hoy, que ya es NAVIDAD, deseo volver
a mi infancia e intentar recordar aquellas palabras de Juan Ramon Jimenez al
describirnos la suya: “cuando aún no sabía escribir, realizaba la belleza, la
poesía. Había en el jardín de mi casa un bosque de plátanos y araucarias, y a
la tarde, cuando volvía del colegio, toda mi delicia era ocultarme entre el
verdor ya transparente de oro del sol de las cinco...”
Y hoy, como ya es NAVIDAD, deseo ser
niño y ofrecer estas tres voces muy diversas para que nos canten hoy en esta
página el nacimiento de Cristo: Juan Ramón, en un tema no muy frecuente en él;
Jorge Guillen, que en el campo religioso ha conseguido extraordinarios hallazgos
poéticos e incluso teológicos. Y Miguel de Unamuno, que infantiliza su voz al
acercarse al Portal.
Y al ser más niños, ya es más
NAVIDAD.
LA ALDEA
El
cordero balaba dulcemente.
El
asno, tierno, se alegraba
en
un llamar caliente.
El
perro ladraba,
hablando
casi a las estrellas...
Me
desvelé, Salí. Vi huellas
celestes
por el suelo
florecido
como
un cielo
invertido.
Un
vaho tibio y blando
velaba
la arboleda;
la
luna iba declinando
en
un ocaso de oro y seda,
que
parecía un ámbito divino...
Mi
pecho palpitaba,
como
si el corazón tuviese vino...
Abrí
el establo a ver si estaba
El
allí.
¡Estaba!
NAVIDAD
Alegría
de nieve
por los caminos.
¡Alegría!
Todo espera la gracia
del Bien Nacido.
Miserables los hombres,
dura la tierra.
Cuanta más nieve cae
más cielo cerca.
¡Tú nos salvas,
criatura
soberana!
Aquí está luciendo
más rosa que blanca.
Los hoyuelos ríen
con risas calladas.
Frescor y primor
lucen para siempre
como en una rosa
que fuera celeste.
Y sin más callar,
grosezuelas risas
tienden hacia todos
una rosa viva.
¡Tú nos salvas,
criatura
soberana!
¡Qué encarnada la carne
recién nacida,
con qué apresuramiento
de simpatía!
Alegría de nieve
por los caminos.
¡Alegría!
Todo espera la gracia
del Bien Nacido.
por los caminos.
¡Alegría!
Todo espera la gracia
del Bien Nacido.
Miserables los hombres,
dura la tierra.
Cuanta más nieve cae
más cielo cerca.
¡Tú nos salvas,
criatura
soberana!
Aquí está luciendo
más rosa que blanca.
Los hoyuelos ríen
con risas calladas.
Frescor y primor
lucen para siempre
como en una rosa
que fuera celeste.
Y sin más callar,
grosezuelas risas
tienden hacia todos
una rosa viva.
¡Tú nos salvas,
criatura
soberana!
¡Qué encarnada la carne
recién nacida,
con qué apresuramiento
de simpatía!
Alegría de nieve
por los caminos.
¡Alegría!
Todo espera la gracia
del Bien Nacido.
CANCION
Duerme
niño; duerme y sueña,
que
es el sueño quien enseña
a
soñar;
duerme,
Jesús, sueña y duerme,
no
el corazón se te enferme
de
esperar.
Duerme,
niño de la bola;
la
humanidad está sola
y
sin luz.
Sueña,
Manuel, nuestro sueño
tu
cuna está hecha de leño
de
la cruz.
Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©
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