miércoles, 14 de junio de 2023 in

Mañana de junio

 



 Mañana de junio

 Están florecidos los tilos y los castaños, las adelfas y los hibiscos del parque que hay enfrente de casa.

No sabría señalar qué huele más en el aire, si el verano, ya próximo, o los castaños y los tilos, las azucenas, las hortensias, las peonías, las petunias, las violetas o los jacintos de los jardines.

 Da gusto.

 Suelo decir que tenía que ser siempre mayo, pero, cuando llega junio, dudo.

 Tenía que ser siempre junio.

 No cabe más luz en mis ventanas.

 Es magia, dirían mis nietos, los mayores y, también, los pequeños, que éstos, pasando los días, cada vez ya son menos.

 Eso pensaba mientras me tumbé después de comer y cubierto por esa manta ligera, multicolor, tricotada por mi madre y que un día me regaló, que me había echado encima. Es entonces cuando se me aparecieron dos similares ventanas, que era la luz, entrando por una ventana que, no entiendo físicamente aún muy bien la razón, se había convertido en dos, dibujando dos ojos que se movían según movía yo la manta, como las luces bajo la sombra de los árboles que se observan en verano sobre las aceras.

Luces que se mueven, que bailan con el movimiento de las ramas que la brisa o el viento avivan, moviéndolas como si las acunaran. Vale.

Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©.

 

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