martes, 7 de junio de 2022 in

BELLEZA

 



BELLEZA

La primavera venía

y luego se deshojaba.

¿El hombre mortal? ¿El riesgo eterno?

El hombre y el agua

en el verde, siempre

verde

misterio de su mudanza. “(Dionisio Ridruejo)

 

¡Qué belleza!

Si Dios existe, estoy seguro de que está y pasea constantemente por este valle.

Había cientos de gorriones entre las espigas, alimentándose ya del grano, formando una parte del tallo sobre el que se cimbreaban con el viento, escondidos como peces entre las algas, dando un salto de vez en cuando, lo cual hacía que los viera en el mar verde del campo de donde surgía, como el lomo de una ballena, el monte, muy tumbado, sin querer ser más alto de lo necesario, todo loma suave, sólo como para estar allí quieto mirando al valle divino, y el valle de Dios, mirándole.

El día, estaba nublado, pero con ese resol de la primavera que encuentra resquicios de luz, ya entre las nubes, ya en cada planta florecida de amarillo como las retamas, o ya en la orilla de los regatos con el verde claro de los fresnos, tan divididas sus hojas que parecen componer un puzle perfectamente terminado sobre la copa del árbol que las sostiene.

Todo está en su sitio, incluso la vejez de algunas casas, con su letrero de “Se Vende” y su manguera de agua subiendo por la ventana del baño sin agua corriente, y su puerta de madera amarronada por el sol de los siglos. No es la lluvia sino el sol el que más estropea la madera, y volviéndola grisácea, incluso clara como una sábana, si pega el sol en la puerta, cuando sale tras abrirse paso entre las nubes. Vale.

Texto y fotografías La Medusa Paca. Copyright ©

 

Leave a Reply

Con la tecnología de Blogger.

Seguidores