Antonio Tapies. Pintor, a primera vista, de cruces y materias. Recreador de cuadros clásicos. Pintor de colores serios. Cercano siempre a la  tierra. Pintor universal, reconocido pronto universalmente. Informalista, superrealista, materista-dotado de la misma facultad como pintor, que posee el material de la pintura o el lienzo y la tabla en blanco-. Pintor, escritor y pensador. Pintor de almas, no de masas. Pintor abre conciencias. Obstinado por ser útil a alguien. Contemplador-colaborador del misterio de la realidad dinámica y dinamizadora, más allá de la ciencia. Pariente de Pollock y Rothko. El que hizo del cuadro un objeto, un objeto mágico, comunicador de emociones. Lector entusiasta de San Juan de la Cruz. Sorprendente siempre y destructor de lo que no puede sorprender. Para quien es lo mismo nacer que morir. Que los siglos valoren su obra. Que sea el tiempo quien juzgue su trabajo. Que sea el tiempo el que mantenga su huella en esa tierra y sociedad que lo admiró y en la que fue querido y admirado y en la que estuvo unido con ataduras de cultura vieja y sabia.

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