El Icue y…cuando Limones sacó de quicio hasta a las gaditanas
El Icue y…cuando Limones sacó de quicio hasta a las gaditanas
“El sufrimiento es casi un amigo”. (Antoine De Saint
Exupery)
Habían transcurrido siete minutos de la primera
parte cuando llegó la expulsión del capitán Mariano Sánchez y casi todo se vino
abajo, fundamentalmente en el ánimo de todos los aficionados-oyentes que
estábamos pegados al sonido de la radio pública. Entonces todos nos acordamos
de aquel mago entrenador, llamado Helenio Herrera, que más o menos vino a decir
que se juega mejor con diez que con once... Pues eso. Hoy eso no ha sucedido.
El FC Cartagena, con diez, ha empatado a cero. Y mientras aquí, desde donde
escribo, cae la niebla, mejor se echa la niebla, despeñándose lentamente como
mariposa cencellada sobre las pocas hojas que todavía visten a los árboles. Y
es que tal como se ponía la noche le dije al de al lado: estos nos deleitan con
un festival de
habaneras proponiéndose pregoneros del próximo carnaval. Pero ahí estaban
Limones y sus defensas, sus centrocampistas y hasta todos sus delanteros para
achicar todo lo que rondaba por el área cartagenera. Y todo, menos para la
efesemanía, se quedó en canciones de nostalgias y lejanías, de mar y de
horizontes.
Me dijeron, nos dijeron, te dijeron, querido Icue,
que el Cádiz estaba gripado, como gripados han quedado sus astilleros que
permiten a los temporales arrastrar esas medusas tóxicas a sus playas gaditanas,
que ya tampoco existe esa cigarrera, icono de la ciudad y que todos los
gaditanos hasta están como preparados para fumarse el último cigarro en esta 2ª
División B. Y va, querido Icue, y no nos ganan y quedan donde estaban antes del
comienzo del partido y ese deseo de ponerse terceros en esa clasificación del
Grupo IV queda en ruina incipiente aunque haya acudido a salvarlos ese nuevo
mecenas del fútbol español llamado Quique Pina, símbolo de agrupar para su
entorno una serie de clubs de fútbol. Pero amigos gaditanos, tranquilos, no
todo es ruina, todavía os queda la marroquinería y esos matuteros, aptos y
preparados para realizar sus procesiones desde el vecino Gibraltar. No, este
equipo que en tiempos fue, simpático, glorioso y hasta gracioso de la Primera
División y en otros comenzó a oler a chamusquina, hoy sigue siendo tan
simpático y más ahora que ese olor ya no le asfixia ni oscurece los aledaños
del nuevo Carranza, se ha transformado en perfume con olor a tabaco como aquel que
salía por la chimenea de esa fábrica tabaquera no muy lejos de allí y que
obligaba a muchos a taparse la nariz al no poder soportarlo.
Al salir expulsado Mariano pensé que si el FC
Cartagena tenía que caer, lo haga con grandeza. Lo cual solamente suponía
necesariamente en aguantar y no pensar en jugar bien. Se trataba de sobrellevar
el acoso, el intento de derribo, de sufrir, defender, enrocarse, salir de la angustia
y para eso, conjurado, ahí estaba nuestro portero Limones que dentro de muchos
años, aunque no lo vimos, se dirá que en Cádiz vieron a un majestuoso y grandioso
Limones asombrando a toda la bahía gaditana, y lo dirán todavía con admiración.
Y es aquí cuando el Icue se ha acordado de Numancia y de su defensa y también
de ese numantino Pacheta que hoy anda por esas tierras heladas de Polonia. Se
trata, en fin, de que este grupo espléndido de jugadores puedan darse un pequeño
homenaje al conseguir el objetivo. Después del descosido inicial, cuando no son
goles prematuros, son expulsiones, se trataba de sacar un punto y este ha sido
una buena recompensa. Y con esto, como agradecimiento, he comenzado a darle vueltas
a esa frase de Di Stéfano, “sea el balón quien se vuelva y les diga
aquello de, gracias, viejos”.
Y después del partido me acordé del cine y con él
del western que siempre llevó consigo la perspectiva del crepúsculo. Y aunque
nació nostálgico como el partido con la mirada puesta en espacios abiertos a
defender los jugadores comenzaron a convertirse en héroes posibles. Esta noche,
jugadores del Cartagena, os habéis transfigurados en centauros del desierto y
habéis terminado la faena con un anochecer purísimo. Se trataba de ganar pero,
al presentarse la expulsión del sheriff, no se pudo aunque, muy cerca del
final, oímos las galopadas de Menudo y Antoñito deseando presentarse ante el
saloon de Alejandro, a los dos se les cerró la puerta y nuestras ilusiones
quedaron fuera, condenados a vagar en solitario con las árguenas cargadas de un
solo punto. Cierto, no se trataba de ganar pero os quedasteis con la chica. Se
pudo perder todo pero allí quedó vuestro orgullo. Por resumir, el Ramón de
Carranza con Limones sacando de quicio hasta a las gaditanas. Lo máximo. ¡Ay, ay,
ay!
Pedro-Roberto
J.P. desde un “Rincón para Doce”. Dies 12/10: ante diem quartum Idus Decembres. Nº 311.
Texto La Medusa Paca. Fotos
http://qapta.es/. Copyright ©
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