El Icue y…las uvas de la serenidad
El Icue y…las uvas de la serenidad
“Hay que ganar en Écija sí o sí para poder irnos con la cabeza alta”. (Luis García Tevenet,
entrenador del FC Cartagena)
Sostiene mi querido Icue que el articulista no debe
titular sus artículos con títulos de películas o comedias famosas. Tiene toda
la razón, porque eso es un recurso fácil, aunque se practica continuamente. Lo
que pasa es que la Nochebuena y las uvas de Nochevieja, en las villas-lugares
de nuestros jugadores, ya no serán literalmente las uvas de la ira como tituló
John Steinbeck, nóbel norteamericano, su novela que sirvió a John
Ford, 1940, dirigir esa hermosa película protagonizada por Henry Fonda. Las
campanadas, después de lo de esta tarde serán las campanas de la serenidad
aunque duren, o precisamente por eso exactamente el mismo tiempo que otros
años, lo cual pondrá pacífico al gentío. Me preguntas, Icue, si en casa tenemos
uvas. Sí, las tenemos contadas, como contados uno tras otro han ido cayendo los
goles de Fernando, 2, y Menudo, así hasta esos tres como queriendo ventilar el
partido pronto, con rapidez y colocar esos tres goles como adorno del árbol de
Navidad y ofrecerlos como regalos a esta afición que está empalmada a la ilusión. Pero ni hubo pronta ventilación ni
rapidez aunque si llegaron los dos de Fernando después que el FC Cartagena se
despertase del tostón de partido y se adaptase a esa ciénaga que, según contó
Juan Pedro Hurtado, era el terreno de juego del San Pablo y con 600-700
espectadores de un aforo de 6.000.
Parece que los cartageneristas se conformaron con la Fernando-dependencia y
no hubo borrachera de goles para lo que pudo ser una tarde antológica,
inolvidable antesala navideña que, después de lo del Nou Camp, deseábamos
continuase generando asombro. El 3-1 del FC Cartagena establece un nuevo
horizonte en el fútbol cartagenero. Ahora solo hay que pensar en descansar y
comenzar a desprenderse de los complejos, ganar la autoestima y olvidarse de la negatividad pasada. Corren
otros vientos, aunque sean heladores.
El equipo de Luis Tevenet afrontaba el último partido antes del descanso
navideño y necesitaba vencer. Lo hizo sin majestuosidad, esto es lo propio de
la 2ª B, pero el resultado ha sido suficiente para afianzarse en esos escalones
que lo aúpen al primer puesto del campeonato. ¿Un milagro? No, una realidad.
Una proeza no apta para ilusos. El partido tuvo que esperar 39 minutos hasta
que el FC Cartagena abrió la puerta de Sanz. Costó, pero cinco minutos después,
de nuevo Fernando, daba el segundo zarpazo ayudado asistencialmente por Antoñito
y ahí acabó no sólo el primer tiempo, sino el partido para el FC Cartagena. Casi
todo el segundo tiempo fue del Ecija que despertó, y con ese tesón de patadón y
eso que llaman fútbol directo, se acercaba hasta el área de Limones hasta que
llegó su primer gol, minuto 77, por obra de Iván Moya y así, de nuevo tocaba sufrir y las dos
fernandinas se nos ahogaban hasta que apareció Menudo, cuando ya casi se oía el
sonido del final del partido.
El Icue deseaba, después del juego desplegado en Barcelona, que el segundo periodo
fuese un carrusel de goles. Pero no, la emoción y el nerviosismo alcanzó
límites insospechados y cuanto más se acercaba el final más nervioso nos
poníamos todos, ellos y la afición que estaba detrás de esa Onda Regional,
nadie perdió la fe y al final el partido terminó, los vestuarios se abrieron y
todos marcharon a descansar en esos nueve días que el míster les concedió.
Y todo esto, poco o mucho, sin fútbol o con fútbol y sí con enorme emoción,
ocurrió en esa ciudad que la llaman la sartén de Andalucía, también la ciudad
de las torres barrocas. Aunque, si nos atenemos a las enseñanzas del Diablo
Cojuelo al estudiante Cleofás, es “la más fértil población de Andalucía, que
tiene aquel sol por armas a la entrada de ese hermoso puente, cuyos ojos
rasgados lloran a Genil, caudaloso río que tiene su solar en Sierra Nevada”. Estas denominaciones al Icue le da igual pero
le gusta, para hacer justicia, recordarla
como localidad de semblanzas literarias, de primaveras benditas y veranos
infernales en la que se vislumbran viejos esplendores de la Bética romana, de
la tramoya del Siglo de Oro español y del Renacimiento andaluz. Tu y yo,
querido Icue, siempre la recordaremos con su plaza, la más insigne de
Andalucía, según descripción que Luis Vélez de Guevara relató en esa ingeniosa
sátira de la sociedad española del XVII que es El Diablo Cojuelo.
No va más, ¡qué bendición!, no ha sido un partido memorable, tampoco una
mascarada ni una comedia de mal gusto, aunque sí tuvo apuntes de ser una incipiente
ofensa al fútbol. No pasa nada, ya estamos en Navidad, ya todo son felicitaciones,
reciban también las del Icue, ya que no nos leerán, futbolísticamente hablando,
hasta los primeros días del nuevo enero que viene cargado de excelentes
sorpresas. ¡Ay, ay, ay!
Pedro-Roberto
J.P. desde un “Rincón para Doce”. Dies 12/21: ante diem duodecimum Kalendas Ianuarias. Nº 314.
Texto La Medusa Paca. Fotos
http://qapta.es/. Copyright ©
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