España, vestida de azul, no se va pa’l pueblo
Hoy, después del España 3 VS Chile 2 jugado, cosa extraña, en Suiza y en la noche de ayer, la Medusa Paca les muestra en esta su página lo que su creador dejó escrito y SPORTCARTAGENA publicó de otro España 2 VS Chile 1 jugado en Pretoria. Fue un veinticinco de junio, después del día de San Juan de 2010, cuando:
En la noche de San Juan / todos vienen / todos van.
Los encantos del solsticio / rebosan / de luz carnal.
Se abren puertas invisibles / y sueños / de par en par.
Florece la hierbabuena, / la luna / y el manantial.
La “flor del agua” bendita / ¿quién / frutecer la verá?
Muere en la hoguera lo viejo. / Lo nuevo / naciendo está.
Y saltamos las hogueras / liberándonos / del mal.
Mañana, el sol sobre el mundo / danzando / amanecerá.
En la noche de San Juan / todos vienen / todos van.
EN UN RINCÓN PARA DOCE
PEDRO ROBERTO J. P. 22 junio 2010/11:00 horas
España, vestida de azul, no se va pa’l pueblo
Última actualización 26/06/2010@07:51:54 GMT+1
“Me voy pa’l pueblo, hoy es mi día,
Es lindo el campo, muy bien, ya lo sé,
pero pa’l pueblo voy echando un pie.
Si tu no vienes mejor es así,
pues yo no sé lo que será de mí”. (Mercedes Valdez)
Es lindo el campo, muy bien, ya lo sé,
pero pa’l pueblo voy echando un pie.
Si tu no vienes mejor es así,
pues yo no sé lo que será de mí”. (Mercedes Valdez)
Otra vez Chile y este con un muy buen recuerdo: Chile 1-España 2.
El primer recuerdo que fluye a mi memoria de un campeonato mundial de fútbol se remonta a unos días entre mayo y junio de 1962.
Andaba, este que escribe, dando los primeros balbuceos en su bachillerato y desgastando zapatos paseando de arriba abajo por el firme de tierra compactada del paseo Alfonso XII, malecón cartagenero de la Muralla del Mar, donde se apostaban, durante las fiestas navideñas, los tiovivos y hasta algún fakir-come bombillas.
Eran días de exámenes y había que intercalar estudio, dar cuenta de éste e intentar escuchar, entre pasillos o entre naranjos, las disputas de nuestra Selección a través de aquellas radios artesanales, fabricadas por compañeros hábiles en esos menesteres, y que se denominaban “de galena”. En grupo y juntados, pegados y superpuestos a nuestros pabellones auriculares intentábamos oír lo que sucedía en el grupo C, en la ciudad de Viña del Mar y en el estadio de Sausalito tan vetusto como el de hoy de la ciudad de Pretoria.
Les diré que como, por aquel entonces, estaba en la edad del pavo y loco por el fútbol, las calificaciones no cosecharon ningún suspenso pero tampoco demasiados sobresalientes, quizás no merecidos, en honor de nuestra pasión.
Como todos tenemos, en el pequeño ordenador cerebral, el museo de nuestra experiencia y almacenados los recuerdos y vivencias que un día nos hicieron felices y desdichados, son éstos los que nos sirven para regodearnos, congratularnos y autoflagelarnos, desgraciadamente, también hoy, más de esto primero que de lo último.
En el museo de esa colección están los dos emocionantes partidos que nuestra arrolladora Selección disputó contra Méjico, venciendo con gol de un tal Peiró, ¡qué finura de jugador! y el competido contra Brasil en el que nos adelantamos con gol de Abelardo en el primer tiempo para luego, como siempre, mandarnos a casa, Amarildo el sustituto, nada más y nada menos que, de 'O Rei' Pelé. Previamente y el 31 de mayo se celebró, aquel Checoslovaquia-España con el que La Furia Española arrancó el campeonato, solo que perdimos, como casi siempre en nuestros inicios de cualquier mundial.
Por culpa de las vivencias y experiencias mundialistas, cada cuatro años, psicológicamente hablando, casi todos acabamos presos de un síndrome futbolístico que nos atrapa y es difícil abandonarlo.
Esta enfermedad se ha reactivado, creciendo, estos días pasados y anteriores a este partido contra los de la Tierra del Fuego y sintomáticamente, abrasándonos, se nos ha presentado al principio de esta tarde noche con síntomas, de:
Euforia: ¡Somos los mejores! O como manifestó Belauste, en olímpica ocasión, lanzando el famoso grito de ¡A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo!
Más tarde y en el minuto veinticuatro, cuando marcó Villa, el síntoma fue de:
Afirmación: Es posible y podemos clasificarnos como primeros de grupo, fundamentalmente, después de que Iniesta, minuto treinta y seis, marcase el segundo.
Y por último cuando nada más comenzar el segundo tiempo Chile marcó su golito, el personal comenzó a ponerse nervioso y, como casi siempre, echar balones fuera y las culpas al maestro armero y a todo lo que se moviese, enfureciéndose con:
Ira: ¡La culpa la tienen el árbitro, el PP, Sara Carbonero, los jugones, el juego bonito, el tiqui-taca, Del Bosque y Aragonés!
Ganó España. Chile no logró remitirnos hacia la Madre Patria y aquí continuamos, camino de octavos, como compañeros de viaje y primeros de grupo con los de casi siempre: Argentina, Brasil y también Alemania e Inglaterra, Holanda y hasta EEUU, Uruguay y Paraguay, quedando Portugal, segunda del grupo G, con la que, el martes veintinueve, nos enfrentaremos en Ciudad del Cabo para, venciéndola y visto lo visto en dieciseisavos, dilucidar el pase a la semifinal con los aristocráticos japoneses de Honda y Hendo, kamikazes de las áreas contrarias.
Como España ha ganado. Hoy no toca algo tan español como flagelarnos, abrirnos las venas, despeñarnos. Ni tampoco toca decir eso de "ya te lo dije", o eso tan hispánico de "qué malos somos", o el clásico "no somos nadie", o el más clásico todavía de mi amigo Gregorio "sí, no pué ser y además es imposible".
Nos vamos para Ciudad del Cabo pensando y gritando como siempre, como casi siempre, ¡SOMOS FAVORITOS! Seguiremos disfrutando de la mejor SELECCIÓN del mundo, con los mejores jugadores del mundo y con todos los euros del mundo ¡Qué suerte! ¡Qué consuelo! ¡Qué pobreza!
Esta SELECCIÓN, que hoy vestía de azul como habitualmente lo hizo en los 60, 70 y 80, le ganó, por aquel entonces, a La ROJA RUSIA la primera Eurocopa, recibiéndola, para más INRI, de manos del General Franco ¡casi ná! En esta ocasión ha sabido y podido ahuyentar los fantasmas del ayer, de hoy y puede ser que de mañana.
Esta SELECCIÓN que hace unos días y en estas mismas páginas la califiqué como adelantada de chispa, pasada de revoluciones y, además, condicionada por el ruido de las vuvucelas y frenada por su propia ansiedad, en esta tarde noche postsanjuanera, ante Chile, le ha tomado el pulso a ese saltarín y extraño pelotón llamado Jabulami, se ha desembarazado y desatado de esa camisa de fuerza tejida y colocada por un “Loco” llamado Bielsa y, además, no se ha asustado al ser arbitrada por un tal Marco Rodríguez, pastor evangélico y árbitro, con gran parecido físico con el conde Drácula.
Pedro-Roberto J.P. hoy en un Lugar, con encanto, del Mar Menor Dies6/25: ante diem septimum Kalendas Iulias
El primer recuerdo que fluye a mi memoria de un campeonato mundial de fútbol se remonta a unos días entre mayo y junio de 1962.
Andaba, este que escribe, dando los primeros balbuceos en su bachillerato y desgastando zapatos paseando de arriba abajo por el firme de tierra compactada del paseo Alfonso XII, malecón cartagenero de la Muralla del Mar, donde se apostaban, durante las fiestas navideñas, los tiovivos y hasta algún fakir-come bombillas.
Eran días de exámenes y había que intercalar estudio, dar cuenta de éste e intentar escuchar, entre pasillos o entre naranjos, las disputas de nuestra Selección a través de aquellas radios artesanales, fabricadas por compañeros hábiles en esos menesteres, y que se denominaban “de galena”. En grupo y juntados, pegados y superpuestos a nuestros pabellones auriculares intentábamos oír lo que sucedía en el grupo C, en la ciudad de Viña del Mar y en el estadio de Sausalito tan vetusto como el de hoy de la ciudad de Pretoria.
Les diré que como, por aquel entonces, estaba en la edad del pavo y loco por el fútbol, las calificaciones no cosecharon ningún suspenso pero tampoco demasiados sobresalientes, quizás no merecidos, en honor de nuestra pasión.
Como todos tenemos, en el pequeño ordenador cerebral, el museo de nuestra experiencia y almacenados los recuerdos y vivencias que un día nos hicieron felices y desdichados, son éstos los que nos sirven para regodearnos, congratularnos y autoflagelarnos, desgraciadamente, también hoy, más de esto primero que de lo último.
En el museo de esa colección están los dos emocionantes partidos que nuestra arrolladora Selección disputó contra Méjico, venciendo con gol de un tal Peiró, ¡qué finura de jugador! y el competido contra Brasil en el que nos adelantamos con gol de Abelardo en el primer tiempo para luego, como siempre, mandarnos a casa, Amarildo el sustituto, nada más y nada menos que, de 'O Rei' Pelé. Previamente y el 31 de mayo se celebró, aquel Checoslovaquia-España con el que La Furia Española arrancó el campeonato, solo que perdimos, como casi siempre en nuestros inicios de cualquier mundial.
Por culpa de las vivencias y experiencias mundialistas, cada cuatro años, psicológicamente hablando, casi todos acabamos presos de un síndrome futbolístico que nos atrapa y es difícil abandonarlo.
Esta enfermedad se ha reactivado, creciendo, estos días pasados y anteriores a este partido contra los de la Tierra del Fuego y sintomáticamente, abrasándonos, se nos ha presentado al principio de esta tarde noche con síntomas, de:
Euforia: ¡Somos los mejores! O como manifestó Belauste, en olímpica ocasión, lanzando el famoso grito de ¡A mí el pelotón, Sabino, que los arrollo!
Más tarde y en el minuto veinticuatro, cuando marcó Villa, el síntoma fue de:
Afirmación: Es posible y podemos clasificarnos como primeros de grupo, fundamentalmente, después de que Iniesta, minuto treinta y seis, marcase el segundo.
Y por último cuando nada más comenzar el segundo tiempo Chile marcó su golito, el personal comenzó a ponerse nervioso y, como casi siempre, echar balones fuera y las culpas al maestro armero y a todo lo que se moviese, enfureciéndose con:
Ira: ¡La culpa la tienen el árbitro, el PP, Sara Carbonero, los jugones, el juego bonito, el tiqui-taca, Del Bosque y Aragonés!
Ganó España. Chile no logró remitirnos hacia la Madre Patria y aquí continuamos, camino de octavos, como compañeros de viaje y primeros de grupo con los de casi siempre: Argentina, Brasil y también Alemania e Inglaterra, Holanda y hasta EEUU, Uruguay y Paraguay, quedando Portugal, segunda del grupo G, con la que, el martes veintinueve, nos enfrentaremos en Ciudad del Cabo para, venciéndola y visto lo visto en dieciseisavos, dilucidar el pase a la semifinal con los aristocráticos japoneses de Honda y Hendo, kamikazes de las áreas contrarias.
Como España ha ganado. Hoy no toca algo tan español como flagelarnos, abrirnos las venas, despeñarnos. Ni tampoco toca decir eso de "ya te lo dije", o eso tan hispánico de "qué malos somos", o el clásico "no somos nadie", o el más clásico todavía de mi amigo Gregorio "sí, no pué ser y además es imposible".
Nos vamos para Ciudad del Cabo pensando y gritando como siempre, como casi siempre, ¡SOMOS FAVORITOS! Seguiremos disfrutando de la mejor SELECCIÓN del mundo, con los mejores jugadores del mundo y con todos los euros del mundo ¡Qué suerte! ¡Qué consuelo! ¡Qué pobreza!
Esta SELECCIÓN, que hoy vestía de azul como habitualmente lo hizo en los 60, 70 y 80, le ganó, por aquel entonces, a La ROJA RUSIA la primera Eurocopa, recibiéndola, para más INRI, de manos del General Franco ¡casi ná! En esta ocasión ha sabido y podido ahuyentar los fantasmas del ayer, de hoy y puede ser que de mañana.
Esta SELECCIÓN que hace unos días y en estas mismas páginas la califiqué como adelantada de chispa, pasada de revoluciones y, además, condicionada por el ruido de las vuvucelas y frenada por su propia ansiedad, en esta tarde noche postsanjuanera, ante Chile, le ha tomado el pulso a ese saltarín y extraño pelotón llamado Jabulami, se ha desembarazado y desatado de esa camisa de fuerza tejida y colocada por un “Loco” llamado Bielsa y, además, no se ha asustado al ser arbitrada por un tal Marco Rodríguez, pastor evangélico y árbitro, con gran parecido físico con el conde Drácula.
Pedro-Roberto J.P. hoy en un Lugar, con encanto, del Mar Menor Dies6/25: ante diem septimum Kalendas Iulias
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