La noche de San Juan: símbolos, ritos y fantasías. 1ª parte
La noche de San Juan: símbolos, ritos y fantasías. 1ª parte
“Íbase la niña, noche de
San Juan, /a coger los aires/al fresco del mar; /miraba los barcos/que remando
van, /cubiertos de flores, /flores de azahar” (El valor y las mujeres, Lope de Vega).
“Aquella hermosa mañana/ que todo el mundo celebra,
/ porque parece que todo/ se alegra y se goza en ella...” (El poder del discreto, Lope de Vega).
Es final de temporada o
comienzo de ella, de curso, de un año transcurrido en un desasosiego de tareas,
perdido en la velocidad del tiempo de la vida adulta. Ya están ahí esas noches
tibias de luna llena y hogueras o recuerdos de hogueras misteriosas
sanjuaneras. Todavía son noches frescas de junio.
Cuando yo era niño, la noche
del 23 de junio se encendían grandes hogueras en las plazuelas, cantones y
hasta en los descampados que había que recorrer hasta llegar a las bodegas,
esos lugares frescos de reunión y juerga, cantando aquella canción intemporal
en ronda sanjuanera de: “A cortar el trébole, el trébole, el
trébole, a cortar el trébole la noche de San Juan”.
Cuando yo era niño, me han
contado, yo no lo recuerdo, que la noche
del 23 de junio era también noche de celebrar conjuros que aseguraban la
curación de niños con algún quebranto. Era noche, eso bien lo recuerdo, de quiromantes, videntes, futurólogos, ufólogos,
curanderos, y a veces incluso hasta psicopedagogos.
Mientras escribo, a unos
días de la noche de San Juan, no hago otra cosa que pensar en aquellas
celebraciones ancestrales que tendrán lugar esa noche. Pienso en aquellas
hogueras, en aquellos conjuros que en mi infancia eran todavía testimonios de
un mundo crepuscular y últimas persistencias de un tiempo abolido y ahora
convertido en actos culturales-oficiales, en ejercicios de animación
sociocultural o de antropología más o menos fantástica.
Dentro de un rato, cuando
termine de escribir, me asomaré al balcón o saldré a la calle para imaginarme o
ver de lejos, si es posible, brillar en la oscuridad el preludio de alguna
fogata. Pero la noche azul oscuro, la luna
aún casi llena y el aire fresco de junio me traerán una parte intacta del miedo
y la emoción infantil de las noches de San Juan.
¡Quién hubiera tal ventura
sobre las aguas del mar
como hubo el infante Arnaldos
la mañana de San Juan! (Anónimo)
sobre las aguas del mar
como hubo el infante Arnaldos
la mañana de San Juan! (Anónimo)
Texto y fotos La Medusa Paca. Copyright ©
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