EN TIEMPO DE VENDIMIA: SOLOMILLO BRASEADO (II)
EN TIEMPO DE VENDIMIA: SOLOMILLO BRASEADO (II)
El regreso a casa al atardecer no fue menos celebrado. Alrededor de las tolvas de bodegas donde se van a descargar los racimos se reunieron los vendimiadores una vez caída la noche y, ante el hipnotizador ritmo del sinfín tragándose las uvas, de nuevo surgieron las picardías y los comentarios sobre las incidencias de la jornada.
Era todo un espectáculo el observar los remolques llenos a rebosar de negros racimos, mientras uno reprimía el deseo, quizás instintivo, de hundir manos y pies en los montones de uva, siendo un buen momento para probar el mosto de la cosecha.
Hacer vino era todo un capricho. Muchas familias reservan parte de lo recolectado para elaborar sus propios caldos, unos por costumbre, otros por el deseo de ser también "creadores" de un elemento indispensable de nuestra cultura gastronómica.
Ya no se trata de hacer vino de cualquier modo porque se va a consumir en casa, sino de hacerlo lo mejor posible para comparar con el vecino y si se puede, superarlo en calidad. Los mayores siguen por tradición. Los más jóvenes también, pero aseguran que, además, es un capricho. "Se hace por el capricho de subir a la bodega con los amigos a merendar y echar un trago de la cuba, por discutir cuál es el mejor, si el tuyo o el de los otros". (Continuará)
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