Estampas
Adoración
de los pastores: Giorgione (1479-1510)
Estampas
La
noche ha venido
cubriéndolo
todo
con
sombras de nieve
con
silencios hondos.
Hay
grutas de gracia
hay
cantos de gozo
hay
luces errantes
hay
besos sonoros.
Voy y vengo por algunas calles céntricas de la capital de La Rioja. Veo la iluminación de Navidad que este año, según algunos, han aumentado: estrellitas de nieve y de hielo, mucho hielo, renos, algún abeto…
¿Fiestas de Invierno? o ¿Será que las
nuevas alcaldías han desempolvado los atavíos de alcaldías anteriores y desean magnificarlos?
Compro el periódico que lleva embuchado una especie de folleto, titulado
“Nos gusta la Navidad”. Hombre, lo abro con cierta sorpresa, y me encuentro…
¡con una extensa carta de buenos vinos!
¿Nos avergüenza la Navidad, la segunda fiesta cristiana, fondo formidable
de la literatura, de las artes, del folklore, de la sociedad occidental, y aun
de medio mundo? ¿O la queremos degradar a unas fiestas de invierno y a una
carta exquisita de vinos?
¿Recuerdas cuando tus navidades y las mías eran
una fiesta de luz y sonido? Luz y sonido.
Ahora, cuando la noche se me viene antes de que
se acueste la tarde, la memoria se me llena de luces y de sonidos, luces que no
son las de ahora y sonidos que siempre oímos y eran los nuestros.
Yo celebraré la Navidad, ¿me acompañas?,
desde las luminosas vísperas del Adviento, con ese haz de luz de las calles, sí, pero luz
que contraste con la noche, que ilumine la noche, no los oros de la calle, no
los lujos de escaparates y elementos lujosos. Y celebraré el humilde sonido de
los villancicos, más que todas las expresiones de canto que, en son con otra
memoria de la Navidad, se encierren en lujosos sitios. Prefiero la calle
sencilla, iluminada con luces o con lo que la imaginación enciende. Y los
sonidos, sencillos, aquellos que le dieron a mi infancia un temblor musical en
las primeras emociones callejeras.
Me maravilla la Navidad porque, al
menos todavía, no he caído en el empacho de empezar a celebrarla tres o cuatro
meses antes de su llegada. Me maravilla la Navidad porque me lleva al campo, a
los pinares, a las laderas que asoman a la vega con un frío terciopelo verde de
yerbabuena, a las tierras altas donde crece el acebo con sus frutos rojos que
adornarán el paisaje de mi Nacimiento. Me maravilla, porque me llevaré de la
tarde las luces de oro con que iluminaré el sitio de paz. Me maravilla porque me
traerá al recuerdo las mismas canciones, las mismas ingenuas letras que cantábamos
aquellos chiquillos que, recogiéndonos con el dorso de la mano los moquillos
del frío, hicimos de las noches de nuestra infancia el perfecto país de la
bendita inocencia. Luz y sonido.
Miraré las luces de mi ciudad sobre la noche
cerradamente negra, y allá arriba colocaré los sonidos. Todo será otra vez lo
mismo. La tradición ha podido más que la realidad de aquella noche, y ha hecho
de Belén el mundo ideal que escogió Jesús, la Luz, para manifestarse entre los
hombres. Y la Creación entera cantó.
Y
luego extrañará que nos guste esta Navidad…Vale.
“Del Verbo Divino
la Virgen preñada,
viene de camino,
¿si le dais posada?”
(S. Juan de la Cruz.)
Glorieta de España. Murcia
Texto
y fotografía La Medusa Paca. Copyright ©
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