PASEO DE OTOÑO
“Esparce octubre, al blando movimiento
del sur, las hojas áureas y las rojas,
y, en la caída clara de sus hojas,
se lleva al infinito el pensamiento.” (Otoño; Juan Ramón Jimenez)
PASEO DE OTOÑO
Esta mañana me fui a pasear por las salinas y pinares circundantes, llenos de hojas caídas y de salinas rosáceas. Mi pelo es blanco desde esos años anteriores a la pandemia y mi piel colorea con su bronce ya gastado, pero el empaque todavía es intacto. Paseo a paso de procesión por Villananitos, entre el Mar Menor, charcas de lodos y sal y entre molinos. Entre el sol y sombra de los árboles tarayes y el otoño. Y, en mi memoria, sigue vigente la realidad que me divierte o atormenta, me distrae o me preocupa acercándome a las cosas como si no hubiera pasado el tiempo y así ha sucedido esta mañana, de la manera más fiel a mí mismo, y a la leyenda hecha de silencios. en este OTOÑO:
Lo que antes era
una fiesta
hoy es rutina;
lo que antes era
especial
hoy es costumbre.
El dolor ya no lo enfrento:
lo dosifico.
Me enseñaron que
estar tranquilo
es mejor que estar
vivo;
que lo importante
no es sentir,
sino funcionar.
El mundo no quiere
valientes:
quiere dóciles.
Y así camino,
sonriendo en los
ascensores,
bostezando en las
reuniones,
contando los
minutos
hasta el próximo
rular de calma.
El insomnio es la
nueva peste
y el psiquiatra,
el nuevo confesor.
Me recetan
silencio y lo llamo bienestar.
El consumo no
descansa.
Me venden píldoras
con sabor a domingo,
cápsulas con aroma
a playa desierta
y anochecer
dorado.
La felicidad no la
fabrico:
la dispenso.
Bebo para
celebrar:
y no bebo para
olvidar,
brindándolo con
ustedes.
¡Que alegría!
PRJP. N.º. 108. Hoy 20 de octubre de 2025,
junto al Mar Menor, en un día grandioso de veroño


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