domingo, 5 de enero de 2025 in

EPIFANÍA

 

Επιφάνεια EPIFANÍA


La Adoración de los Pastores por Giorgione

 

Los Reyes Magos

son los culpables

de los regalos.

Fueron modelos,
  fueron dechados:
 los regalantes
 y el regalado.

 Hoy y esta tarde noche no son un día cualquiera, hoy es la tarde noche en la que a todos nos iguala en la ingenuidad de esa infancia todavía no perdida y que en ese despertar tempanito en la mañana del día 6 nos conducirá a contemplar esa plena luz reflejada en el espejo de la habitación embozándonos alborozados por ella en su manifestación. Es el día de Reyes, es la Επιφάνεια, el momento de despertar ilusiones, el día de la manifestación de la luz, el día la ingenuidad de esa infancia perdida...y de nuevo encontrada. A partir de Reyes es cuando, de nuevo, nos sorprenderá el sol demorado en el grafiti del tapial de la casa de enfrente de Garnacha. Ese Dios que unos creemos que nació en el portal de Belén y otros que sólo se trata de una fecha del almanaque, hará que se despierte la savia en los árboles cuando llegue la candelaria y después obligará a que en las ramas desnudas apunten las gemas de ese perfumado azahar que reventarán un poco más tarde. Habrá lluvias y sonarán los canalones; habrá nevadas y el sol de marzo producirá el deshielo y puede que se repita esa imagen que presencié hace años: un colibrí de color verde esmeralda, rojo y azul, se había detenido aleteando en el aire y con el pico cazaba una gota brillante, como de plata, que caía desde una rama de limonero cargada de nieve. El sol irá madurando sobre la espalda jeroglífica de los lagartos y abril incidirá en el azúcar que libarán los insectos en el corazón de las flores. Puede que en mayo se inicie la rebelión solar con la primera ola de calor sofocante que unos achacarán al cambio climático y otros a las tormentas solares, cosas que han pasado toda la vida, pero en nuestra sociedad se seguirá extendiendo un sentimiento de culpa por lo que estamos haciendo con el planeta, puesto que los, incendios, inundaciones, terremotos, huracanes, sucederán cada vez más a menudo y serán más destructivos, pese a lo cual en los mercadillos habrá frutas de todas clases, cerezas y fresas en junio, melocotones, albaricoques… y uno se creerá más feliz por el hecho de haberse dado una crema en la playa, extender el cuerpo en la arena y esperar a que el sol elija entre hacerme un magnífico bronceado o un cáncer de piel. A fin de cuentas, para ser feliz basta con que los Reyes Magos traigan un libro, una camisa con palmeras y unas botas de montaña para, como un andariego, pasear por las ruinas de esos pueblos vaciados sin saber que es la propia decadencia la que uno callejea. De pronto la luz del sol se irá apagando y cuando llegue la noche de san Juan con el solsticio de verano todos mis sueños de luz habrán vuelto a empezar o habrán terminado.

Termino. Estas son divagaciones ante una bandeja con el roscón de reyes y una gravaleña copa de cava Dioro Baco, que por estas tierras también se disfruta. Esta madrugada se repetirá de nuevo el rito de las pequeñas cosas encontradas a los pies del Nacimiento con la llegada del día que me conducirán a revivir otra vez el despertar con ese intenso cosquilleo en el estómago, como en esos años en los que mi madre me obligaba a dormir temprano para que los Reyes no me pillaran despierto. ¡Hala a divertirse y ser felices que la infancia no ha mutado! Vale.

Los Reyes Magos

son los culpables

de los regalos.

No por el oro,
 que siempre es caro,

por el incienso y la mirra,

que son muy raros.

 


Adoración de los Reyes Magos de Hugo Van der Goes,

Texto de La Medusa Paca. Copyright ©.


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