LUZ DE MADRE
Hoy día, después de tanto tiempo que marchaste, me he detenido delante de tu fotografía para mirarte y pedirte, Madre, que me dijeras: ¿qué es una madre?
Es
una pregunta difícil, muy difícil, lo sé. Pero, siempre generosa e inteligente,
diste con la respuesta. Meditaste unos instantes, brevísimos, y luego,
señalando hacia el otro extremo del fogón en el que estábamos sentados, en esa
tu casa, me dijiste: “Madre es… esa luz que entra por la ventana que tienes
delante”.
deslizándose
entre los fríos cierzos del invierno, proyectando la sombra de la flor del
azahar, iluminando mi camino y haciendo que todo en mí produjese una extraña
felicidad.
“Ahora el aire, allá arriba, más alto que el suelo que pisan los vivos,
será azul. Temblará estremecido, rompiéndose,
desgarrado su vidrio oloroso por claras campanas,
por el curvo volar de los gorriones,
por las flores doradas y blancas de esencias frutales. “(José Hierro)
Fue
posible que para mí fueras
la
mejor madre del mundo,
que
haya otras mujeres con más porte,
más
ficticios abolengos
y
más lujos,
quizá
hasta tengan más soberbia
en
el blasón de su escudo,
con
más malaje, seguro,
pero
nunca fueron madres.
Mas
tu eres la mía, ¡ay, madre!
aquí
me tuviste, madre.
fue
en ti donde abrí los ojos
y
eché a volar al futuro
amparado
por tu amor
de
Humilladero, tu Virgen.
Es
cierto, nuca dudé
de
la mejor madre del mundo
pero
a poco que lo pienso,
es
que yo de ti presumo,
porque
bonita eres inagotable,
como
tu empaque, ninguno.
Cariñosa,
a manojos.
Y
esos ojos, de dibujo.
Tu
cara, tu don, un lujo.
Un
simple detalle tuyo
hacía
inclinar la frente
a
todo el que verte pudo.
En
lo que de ti me gustaba,
madre,
todo lo incluyo,
no
te cambiaría por nada
pues
aquí nacer me cupo.
Por
gustarme, hasta me gustaba
estar
por siempre en la gloria;
en
tu regazo, en tu arrullo.
Claro
que sí, que habrá otras
con
más empaque y más lujo.
Pero
ninguna me causa
sentimientos
tan profundos:
pasión,
enamoramiento,
locura,
a veces, incluso.
Fue
tu gracia la finura
y
discretos tus secretos,
fuiste
la exacta medida
tu
sol, el oro más puro.
Por
leal, noble y afana
ser
hijo tuyo es mi orgullo
y
además, eres mi madre
así
que sobran tapujos.
Para
mí eres lo más grande
y
aquí se acaba el asunto.
Que
sí, madre, que habrá otras
por
ahí que valgan mucho
Pero
como tú, ¡ay, madre!
no
hay nada igual en el mundo.
PRJP. N.º 10. En
la FELICITAS del Mar Menor después de tantos años que marchaste.
Texto y fotografías de La Medusa Paca. Copyright ©.
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