SENSACIONES DE OTOÑO EN GARNACHA
SENSACIONES DE
OTOÑO EN GARNACHA
Hoy me detengo para exponer, ¡qué osado soy!, en una vaga imitación, un manojo de poemillas con antecedentes en la literatura china clásica de hace once, doce, trece o catorce siglos, es una estrofa de cuatro versos, cuya extensión, algo más amplia y con menor sujeción a la naturaleza permitiendo una mayor respiración que la de los recurridos haikús japoneses. Como se ve todo es un vicio de la poesía, refugio de hermosuras que permite al viejo poeta andar y soñar e incluso acudir cada día, mañana, tarde o noche a presentar estos ramilletes de versos al lector.
Ju ejú es su nombre y ju ejú es una palabra que me fascina por su oscura eufonía aliterativa, aparte de que me recuerda los días, y particularmente las noches criminales de otoño e invierno en los que se levantaba el cierzo ladrón tras haber nevado a modo y la cellisca nos cegaba, impedía ver o desplazarnos.
Tan solo a ella,
a la espiga más
alta,
pertenece esta
luz.
Tan solo a ellas,
a las hojas
caídas,
pertenece este
día.
Tan solo el humo,
como niebla de
otoño,
pertenece a este
pueblo.
¡Cállate, Mar! ...
Me lisia tu
silencio
sin nada de
novedad...
tienen origen de
nada
y en poco habrá de
trocarse
la rimbombante
alabanza.
Que las grandes
vanidades
son lo mismo que
la paja,
pronto se hacen quebradizas,
se pudren y son mortaja.
Texto y fotografías La Medusa. Copyright ©.
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